El sistema sigue intacto


Después de haber asumido el poder y empezar a evaluar el funcionamiento de los distintos ministerios, secretarí­as, fondos y demás dependencias del Organismo Ejecutivo, las autoridades de gobierno han denunciado haber encontrado despilfarro, malos manejos, sobrevaloración de obras y una deuda flotante que supera los dos mil millones de quetzales; así­ como una serie de transferencias de fondos de último momento.


Hace cuatro años se vivió una situación similar, al inicio del gobierno de í“scar Berger se denunció, casi a diario, los hechos de corrupción en los que se vieron involucrados los gobernantes salientes. La prensa tuvo acceso, como nunca en la historia, a conocer la forma como se habí­a hecho gobierno.

En ese entonces, nos pronunciamos a favor de que el gobierno de la Gana deberí­a aprovechar el hecho que la sociedad guatemalteca se habí­a sensibilizado en el tema e impulsar los cambios profundos que permitieran socavar las estructuras de corrupción en el sistema.

En aquel entonces, creí­mos que se podrí­a haber buscado el apoyo que le permitiera cambiar los métodos diseñados para alentar esa estructura corrupta que permite, incluso, garantizarle impunidad a los corruptos.

Cuatro años más tarde, volvemos a plantear la misma situación, toda vez que el sistema sigue intacto. Como bien lo dijera Acción Ciudadana, el problema en Guatemala es de voluntad polí­tica. Si nuestras autoridades no están convencidas de la necesidad de cambiar el esquema, de impulsar la aprobación de la legislación que permita eliminar esos cuellos de botella y hacer más ágil la contratación de servicios, continuaremos cada cuatro años escuchando la misma cantaleta

Ahora que vemos las denuncias de corrupción, tenemos que concluir que Berger fue absolutamente incapaz de cambiar las reglas de juego en el paí­s y que simplemente usó el tema de la corrupción y la impunidad como retórica, pero sin hacer algo efectivamente para avanzar en el tema. í‰l tuvo bajo sus hombros la gran responsabilidad, nunca en la historia del paí­s los medios de comunicación habí­an escudriñado en las cuentas de un gobierno como se hizo con el régimen de Alfonso Portillo. Al no cambiar las reglas, prolongó la existencia de un sistema en el que la corrupción no es la excepción sino que tiene que ser la regla.

Hoy lo que nos corresponde es hacerle un llamado al gobierno de ílvaro Colom para que cambie las reglas, ya que como dice el dicho: en arca abierta, hasta el santo peca.