Julio Donis
Llegamos al 9 de septiembre y varios partidos que compitieron en la justa electoral no lograron atravesar la meta. Los datos cuantitativos procesados por el Tribunal Supremo Electoral que forman parte del conteo oficial serán el insumo para analizar, con profundidad, los cambios y ajustes que experimentará en breve el sistema de Partidos Políticos
Si le han dado seguimiento a mis artículos semanales, los cuales empezaron con el análisis individual de cada uno de los partidos, especialmente lo que respecta a la fortaleza organizativa, el perfil ideológico y la coherencia política de estas organizaciones, podrán contrastar aquellos razonamientos con el desempeño electoral que tuvieron estos en la contienda.
Examinar en la manera en la que fue afectado el sistema de Partidos Políticos implica, además de interpretar los números, varios factores, tales como el despliegue organizativo, la inversión de recursos en la campaña electoral, determinado arraigo en la sociedad o incluso agentes externos como la incidencia de las encuestas de opinión. Naturalmente que estas líneas no alcanzan ni agotan la discusión, esto se puede ir elaborando a través de las siguientes entregas de este mismo espacio. Propongo sin embargo, empezar con una valoración de la sobrevivencia o de la permanencia de los partidos políticos.
El primero y más obvio efecto de las elecciones es la desaparición de al menos cuatro partidos (ANN, DC, DIA, EL FRENTE). En concreto ninguno de ellos obtuvo al menos el 5% de los votos válidos del conteo oficial y tampoco lograron que fuera electo, por lo menos, un diputado al Congreso. De manera general no falta quien diga las bondades de tener menos partidos, sin embargo, el constreñimiento del sistema tiene factores buenos y no tan buenos. No se trata de cuántos partidos hay en Guatemala, sino de la fortaleza institucional y el arraigo en la sociedad que debería de interpretarse como ese vínculo natural que se debe construir desde los partidos hacia la ciudadanía.
Muere partido con más tradición
En tal sentido señalo la muerte del partido Democracia Cristiana, DC, último partido de la transición democrática, primero en conducir el Estado con un gobierno civil después de años y años de regímenes militares y quizá el dato más importante, el partido con más antigí¼edad y tradición. Su muerte hace automáticamente que la edad del sistema de partidos se acorte y sea en promedio de 15 años, siendo el PAN ahora el hermano mayor (por cierto casi desaparece). En resumen, ahora tenemos un conjunto joven de partidos de los cuales el más antiguo no supera los 18 años.
Otra desaparición significativa es la del partido DIA con alrededor de 14 años de vida. Este partido había jugado hábilmente la carta de la coalición partidaria electoral en anteriores elecciones, lo que creo le valió haber sobrevivido. Sus representantes deberán en su momento, hacer el análisis interno respectivo, pero es sintomático que en esta ocasión que decidieron lanzarse solos, se puso a prueba su verdadera fortaleza partidaria, con el resultado que ya sabemos.
Deceso de ANN
Para efectos de la pluralidad ideológica, naturalmente hay que mencionar el deceso de la Alianza Nueva Nación, ANN, partido que se deriva de las filas de URNG como producto de diferencias internas en 2000.
Su liderazgo proviene del histórico movimiento guerrillero, específicamente de las antiguas FAR. El partido de Pablo Presidente encontró su desaparición en esta elección y con ella también la de muchos líderes y militantes que comprometieron su vida hace muchos años. Resalto que más allá de la extinción de ANN, puesto que su dirigencia podrá analizar con más detalle factores como la llegada de controversiales personalidades, el espectro de la izquierda se ve aminorado dejando apenas a URNG, del cual hay que decir que casi no lo logra. Es debido hacer profundos autoanálisis de capacidades institucionales y planes de reconversión sin dejar la posición.
El Frente, intento fallido
Del Frente por la Democracia se puede decir que fue un intento fallido. Señalo como factores de debilidad una apurada transformación a partir del anterior partido Transparencia; la malograda candidatura de í‰dgar Gutiérrez a la presidencia y el afán un tanto evidente de su líder Alfonso Cabrera, ex dirigente, canciller y presidente del Congreso durante el gobierno de la Democracia Cristiana, de regresar al ruedo a través de una candidatura a diputado por el listado nacional.
En síntesis, el sistema pierde a cuatro de sus miembros, unos jóvenes y otros de varias décadas, un minuto de silencio, se van con ellos parte de la historia política de este país. Deben quedar entonces, reflexiones sobre lo que significa la muerte prematura, la importancia de la definición ideológica, y la necesidad de construir y crear identidad en una sociedad con tan pocos y débiles referentes.
Finalmente hay que mencionar el pobre desempeño de la UD, Encuentro por Guatemala, y URNG que quedaron casi en el límite de la extinción. Por otro lado y sorpresivamente un cierto repunte del partido CASA y UCN, sobre esto hay que preguntarse si fue a causa del aparente despliegue regional territorial que tienen cada uno en Occidente y en Oriente respectivamente, o por el contenido populista y de corte reactivo en el discurso de sus candidatos presidenciales. Para concluir, recordemos que partidos como Los Verdes y el Movimiento Reformador MR, no se postularon y siguen vigentes. Ante esto me pregunto: ¿es justo que partidos que no compiten sigan respirando? ¿Cuál debería de ser en estos casos la reforma pertinente en la Ley Electoral y de Partidos Políticos?
Hemos señalado pues, la importancia de una elección como máxima prueba a la que se somete el sistema y los partidos políticos. Después hablaremos de los sobrevivientes?