Ya resuena con fuerza, en el ámbito universal, la sentencia del rotundo fracaso del sistema económico liberal y neoliberal en el mundo llamado democrático. Así también, históricamente, asistimos a la muerte y al entierro del sistema económico de Marx y otros pensadores, forjadores e instaladores del sistema económico socialista, cuyo fracaso fue también estruendoso en el ámbito mundial.
Cuando pregunté, hace años, a un novel estudiante de economía que cuál es la verdadera función del economista dentro de una sociedad, me respondió en tono picaresco: «El economista se la pasa el cincuenta por ciento del tiempo prediciendo lo que ocurrirá económicamente en un país o en una industria y, el otro cincuenta por ciento se la pasa explicando porqué no se cumplieron sus predicciones.»
Obviamente los economistas tienen funciones más serias, pero lo cierto es que los más renombrados profesionales de esa corriente no han podido tan siquiera aconsejar de una manera adecuada a los gobernantes de los países más poderosos de la Tierra, con la intención de sacar a la humanidad de la debacle económica en la que se ve envuelta en estos momentos.
Refiero textualmente el comentario que me envió un lector desde los Estados Unidos el 24 de septiembre de 2008: «Hoy mismo hay caída de bancos como loco…..hay un desmadre…»
Este comentario simplemente muestra lo que ocurre en la llamada nación más poderosa del mundo y, lo más terrible es que nosotros estamos totalmente eslabonados, sin mucha alternativa, a las corrientes y decisiones económicas de ese poderoso país, en donde sus ciudadanos ya están aterrados por lo que están viendo a diario en la oscilación de precios de los productos de primera necesidad.
Cabe, entonces, preguntarse, ¿qué es, entonces, lo que ocurrió con todo el estudio y el conocimiento universal sobre economía? ¿Y los premios Nobel? ¿Y los neo pensadores?
La respuesta a lo que ocurre en este momento, la dieron los monstruos del pensamiento de la economía libre, es decir, los creadores y los defensores serios del neo liberalismo, de la teoría del libre mercado, de la minimización del Estado y el allanamiento del camino hacia la absoluta libertad de empresa. Advirtieron sobre el sesgo de la justicia y de la moral y sus consecuencias.
Cuando la voracidad y la estupidez humana rompió el saco; cuando la codicia comenzó a patrocinar, como un soborno, a personas amorales para ocupar puestos políticos y escaños en los parlamentos; cuando la iniciativa privada comenzó a pagar sicarios y, se introdujo al crimen organizado dentro de las instituciones gubernamentales y privadas y, un largísimo etcétera; entonces se inició la decadencia de la justicia, la sana convivencia, lo honesto, lo honrado, la decencia, la dignidad, el respeto y de otro largísimo etcétera de valores.
Lo advirtieron los grandes economistas de varias corrientes en su momento: Cuando, por avaricia, se pierde la dimensión de los cánones de lo justo y de lo correcto, la humanidad, integralmente, no puede funcionar, menos aún la economía.
Pablo, lo menciona en la primera carta a Timoteo: «Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.» 1 Timoteo 6:9,10.