Este temible flagelo azota a la humanidad. Datos escalofriantes revelan que 2.1 millones de muertes y 33.2 millones de infectados hay en el mundo. El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) sida, muestra alarmantes cifras en Centroamérica y se teme pueda ser una epidemia generalizada, de incalculables efectos.
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Cabe repetir la célebre expresión del licenciado Clemente Marroquín Rojas: «Â¡Que Dios nos coja confesados!» en este caso crítico en extremo. La peste, decían antes los abuelos, tiene todo un proceso, causa de espanto. Por noticias se supo en Guatemala que los infectados se debatían entre la vida y la muerte, muy lejos.
Los casos reportados y no, ocurrían en regiones del otro mundo, sobre todo en el continente africano. Pero a la velocidad que implica, pronto se empieza a expander en diversos confines de Europa, y Asia. Hasta que abarcó la enfermedad más peligrosa en la actualidad, el Nuevo Mundo, es decir América y sus subdivisiones.
Como las cosas no terminan ahí, llegó a quedarse a Guatemala desde tiempo atrás, en medio de las expectativas generales. Pese a la toma de cuidados y prevenciones acerca de VIH/Sida sus pasos son de animal grande. Sus avances incontenibles cercan al país, razón de sobra para poner los pelos de punta, dada su agresividad.
En ese sentido las mejores armas defensivas en contra del temible mal, organizaciones nacionales e internacionales, al ponerse la mano en la conciencia es poco. Además, toman medidas pertinentes y echan sus cartas sobre la mesa. A sabiendas que aun los mejores esfuerzos preventivos pueden ser un efectivo valladar.
Por el alto riesgo que entraña y repercute en nuestro territorio vulnerable de por sí, hacen llamados urgentes, y los clamores obedecen a tan devastadora enfermedad. Lo más apropiado y factible radica en el asunto, prioridad uno, que constituye la educación higiénica y divulgación sanitaria. A todo vapor.
Según estudios realizados por antes especializados, jóvenes guatemaltecos tienen conocimientos muy generales, más aun, superficiales sobre las formas de contagio. Razón de peso para alarmarse y volcar acciones acerca del particular. Una mínima cifra toman precauciones para prevenir la infección de alto grando, eso espanta.
Cuando uno se entera mediante datos confiables que es sumamente necesario reducir los índices de mortalidad, toma más conciencia. Puesto que las víctimas mortales se encuentran en un rango de entre 17 y 35 años. Que amenaza para fines de estabilidad de la sociedad misma, urgida de millonarios inversiones.
Con el lema «Démosle sentido a la vida», para muestra un botón, el Consejo Ecuménico de Guatemala hizo el aprestamiento para frenar la epidemia. Se difundirá en ciudad Guatemala, Huehuetenango, Petén, Quetzaltenango, Chimaltenango, Zacapa, Suchitepéquez, Izabal y Escuintla, que presentan un mayor número de casos.
Otra preocupación justificable resulta la estimación que dentro de los sectores vulnerables, la población indígena se encuentra en alto riesgo. Por cuanto que las campañas informativas-preventivas, en su mayoría brindan datos escritos en idioma español, omiten el caso ser hablantes de lenguas mayas.
Conclusión: el VIH/Sida que está ya en Guatemala, avanza con rapidez increíble; toda prevención amerita plena divulgación por los diferentes medios. Además, los sectores: escuela, alumnado, padres de familia y sociedad deben unirse. Sin desestimar que el gobierno central tiene que encabezar la campaña. Dinero hay por que se malgasta en cosas intrascendentes.