Es un compendio maravilloso de la doctrina incomparable de moral de N.S. Jesucristo, que hasta los no creyentes reconocen sus bondades. En él, se van perfeccionando mandamiento por mandamiento la ley de Moisés, que deseaba bueno al hombre; pero nuestro Señor quiere que los cristianos seamos perfectos y para ayudarnos a serlo nos dejó sus 7 SACRAMENTOS y dos frases amad a vuestro enemigos. Devolver bien por mal. El asombroso Sermón es una pieza oratoria extraordinaria que consta de tres partes, a saber El Exordio, El cuerpo del discurso, y la conclusión. Veamos que ocurrió: Subido en un monte sentado se le acercaron sus discípulos, y de su divina boca expresó su exordio: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos o humildes, porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia o de ser justos y santos, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia o por ser justos, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos seréis cuando los hombres por mi causa os maldijeren y os persiguieren y dijeren con mentira toda suerte de mal contra vosotros. Alegraos entonces y regocijaos, porque es muy grande la recompensa que os aguarda en los Cielos. Del mismo modo persiguieron a los profetas que ha habido antes de vosotros. Vosotros sois la sal de la tierra. Y si la sal se hace insípida, ¿con qué se le volverá el sabor? para nada sirve ya, sino para ser arrojada y pisada de las gentes. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede encubrir una ciudad edificada sobre un monte. Ni se enciende la luz para ponerla debajo de un celemín, sino sobre un candelero, a fin de que alumbre a todos los de la casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, de manera que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Cuerpo del discurso y la antigua Ley: No penséis que yo he venido a destruir la doctrina de la ley ni de los profetas no he venido a destruirla, sino a darle su cumplimiento. Que con toda verdad os digo que antes faltará el cielo y la tierra, que deje de cumplir si vuestra justicia no es más llena y más perfecta que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a vuestros mayores: No matarás; y que quien matare será condenado a muerte en juicio: Yo os digo más: quien quiera que torne ojeriza con su hermano, merecerá que el juez le condene. Y el que le llamare tonto, merecerá que le condene el concilio. Más quien le llamare fatuo, será reo del fuego del infierno. Por tanto, si al tiempo de presentar tu ofrenda en el altar, allí te acuerdas que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja allí mismo tu ofrenda delante del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y después volverás a presentar tu ofrenda. Componte luego con tu contrario, mientras estás con él todavía en el camino; no sea que te ponga en manos del juez, y el juez te entregue en las del alguacil, y te metan en la cárcel. Asegúrate de cierto que de allí no saldrás hasta que pagues el último centavo. Conclusión o compendio: Habéis oído que se dijo a vuestros mayores: No cometerás adulterio. Yo os digo más; cualquiera que mirare a una mujer con mal deseo hacia ella, ya adulteró en su corazón. Que si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecar, sácale y arrójale fuera de ti; pues mejor te está el perder uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si es tu mano derecha la que te sirve de escándalo o incita a pecar, córtala y tírala lejos de ti; pues mejor te está que perezca uno de tus miembros, que no el que vaya todo tu cuerpo al infierno. Se ha dicho: Cualquiera que despidiera a su mujer, dele certificado de divorcio. Pero yo os digo, que cualquiera que despidiere a su mujer, si no es por causa de adulterio, la expone a ser adúltera y el que se casare con la repudiada, es asimismo adúltero. También habéis oído que se dijo a vuestros mayores: No jurarás en falso: antes bien cumplirás los juramentos hecho el Señor. Yo os digo más: que de ningún modo juréis, sin justo motivo, ni por el cielo, pues es el trono de Dios. Ni por la tierra, pues es la pena de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad o corte del gran Rey. Ni tampoco juraréis por vuestra cabeza, pues no está en vuestra mano el hacer blanco o negro un solo cabello. Sea, pues, vuestro modo de hablar, si, sí; no, no: que lo que pasa de esto, de mal principio proviene. Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Yo, empero, os digo, que no hagáis resistencia al agravio; antes si alguno te hiriere en la mejilla derecha, vuelve también la otra; y al que quiere armarte pleito para quitarte la túnica, alárgale también la capa; y a quien te forzare a ir cargando mil pasos, ve con él otros dos mil. Al que te pide, dale y no le tuerzas el rostro al que pretenda de ti algún préstamo. Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y odia a tus enemigos. Yo os digo más: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen y orad por los que os persiguen y calumnian: para que seáis hijos imitadores de vuestro Padre celestial, el cual hace nacer su sol sobre los buenos y malos y llover sobre los justos y pecadores. Que si no amáis sino a los que os aman, ¿qué premio habéis de tener?, ¿No lo hacen así aun los publicanos? Y si no saludáis a otro que a vuestros hermanos, ¿qué tiene eso de particular? Sed, pues, vosotros perfectos, así como vuestro Padre celestial es perfecto, imitándole en cuanto podáis. Guardaos bien de hacer vuestras obras buenas en presencia de los hombres con el fin de que os vean: de otra manera no recibiréis su galardón de vuestro Padre que está en los cielos. Y así cuando das limosna no quieras publicarla a son de trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, o plazas, a fin de ser honrados de los hombres. En verdad os digo, que ya recibieron su recompensa. Más tú cuando des limosna, haz que tu mano izquierda no perciba lo que haces tu derecha, para que tu limosna quede oculta y tu Padre, que ve lo más oculto, te recompensará.