El sentido común de la seguridad


Como todas las cosas en esta vida y ya que, aparentemente. fuimos dotados de inteligencia, aunque no todos en la misma proporción, creo que el preocupante tema de la seguridad ciudadana, que tiene realmente temerosas y acongojadas a las familias guatemaltecas honradas, debe resolverse mediante el uso primordial del sentido común.

Héctor Luna Troccoli

En efecto, todos buscan soluciones sin emplear la lógica mas elemental, como el hecho de pedir que el presupuesto destinado a las fuerzas de seguridad particularmente, sea incrementado para aumentar el número de efectivos, sin hacer mayor énfasis en su capacitación, o bien sacar al Ejército a patrullar las calles, no sin antes decir que se necesitan de más recursos para su alimentación, equipamiento, gasolina, etcétera, quedándose la mayorí­a en los cuarteles y el pisto en los bolsillos de sus «superiores», o bien, pensar en darle mas recursos al MP, sin antes analizar detenidamente si existe una eficiente organización en su interior, pensando solamente en adquirir mas vehí­culos o computadoras, sin hacer un total reordenamiento y una reingenierí­a de este gigantesco mamotreto que cada vez mas logro conocerlo internamente.

La seguridad pública debe de ser para todos y por ello deben racionalizarse, antes de pedir más pisto, las tareas que actualmente desempeñan los encargados de prestarla y paso a poner dos ejemplos patéticos: uno, el que agentes policí­acos, debidamente equipados, viajando en uno de los pick-ups de la institución, utilizando gasolina e insumos de la PNC, se dediquen a ser NOTIFICADORES del MP y los Tribunales de Justicia, en lugar de estar patrullando calles y avenidas de la ciudad para combatir efectivamente a los delincuentes que transitan como Pedro por su casa. Así­ como estos policí­as que fueron a dejar una notificación del MP a la zona 16, existen al menos 1,000 efectivos distribuidos en el territorio nacional que son notificadores, es decir, hay 1,000 menos ( si por casualidad son honestos), para cuidar la vida y los bienes de los buenos.

El segundo aspecto es que no menos de otros 1,000 elementos de la PNC son destinados para ser «guaruras» de diputados, ministros, directores, alcaldes, parientes de los altos funcionarios, cuidar reos que están durmiendo y comiendo en hospitales privados, cuidar y resguardar a embajadores, cónsules y otros diplomáticos de menor categorí­a, así­ como de sus respectivas sedes, otros mas destinados esporádicamente para asistir a eventos, como los partidos de fut, para «resguardar el orden», según dicen.

Y los policí­as no tienen la culpa, la tienen quienes con una monumental estupidez no saben priorizar adecuadamente lo que están obligados a hacer por mandato constitucional: resguardar y proteger la vida y los bienes de las personas. Eso se deja de último siempre, pero si se pone de primero la «necesidad» de mas dinero para «aumentar» el número de efectivos, cuando en este tiempo de vacas flacas que se agudizará más, lo que debe hacerse es reasignarles a su verdadera función y mandar a la…… punta del chorizo al MP y el OJ, que con el pisto que tienen y las inútiles plazas que contratan (como el Congreso), tengan sus propios notificadores y los funcionarios y diplomáticos que con su pisto o el de nosotros para el primar caso, paguen a sus guaruras.

En el caso de la seguridad nacional es impostergable crear un sistema de inteligencia civil que pueda infiltrarse en las estructuras criminales y poder anticiparse a los delitos. Lo cual debe ir acompañado de programas preventivos y estructuras fí­sicas de sano entretenimiento en donde las municipalidades deben tener un papel preponderante ya que ellas «también son Guatemala», y la autonomí­a, no significa que puedan bombearse el poco pisto que debe ser invertido en los habitantes de los municipios. Igual tarea de prevención deben desarrollar los maestros, que son una parte importante de la vida de los jóvenes y niños a fin de evitar que ellos sean futuros delincuentes, máxime, si, como lastimosamente ocurre, los hogares no son ejemplo de principios. Eso sí­, que los maestros no sean estilo Joviel. Ya ustedes saben.

Fuera de lo expuesto, es de primer orden la participación comunitaria mediante juntas de seguridad civiles que colaboren a controlar y detectar a los elementos criminales que hay por todas partes.

La ineficacia del MP se demuestra con las bajas estadí­sticas de casos que pueden ser llevados a juicio y la del OJ, es absolutamente demostrable con los poquí­simos casos en los que los delincuentes son condenados, debido más que nada a tecnicismo absurdos.

¡Ah! y hablando de estos dos lastres del Estado, vean las cédulas de notificación, como esa que les contaba al principio, en donde a una VíCTIMA, se le hace una «prevención» para que se presente y le dicen en las órdenes terminantes que le dan al Comisario de la ya popularmente conocida Comisarí­a 13 que la VíCTIMA puede ser HABIDA en tal dirección. La prevención en materia penal se considera como una amenaza a un delincuente (ver Diccionario Jurí­dico de Cabanellas) y «habido» es un verbo que ya no existe. Lo que pasa es que son machoteras ambas instituciones, que aún viven con «machotes» del pasado. Aliviados estamos pues.