El saldo de una sociedad fracturada


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La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa. Albert Einstein.

«Pandillero confiesa que mató a siete» (Prensa Libre, página dos, 13-3-14), «Repelen a extorsionistas» (Nuestro Diario 11-3-14), «Repele agresión» (Nuestro Diario, página 2, 10-3-14). «Chofer enfrenta  la muerte» (Nuestro Diario, página 6, 10-3-14).

Edith González


Cuatro titulares de prensa en donde se  puede  determinar que obedecen a la difícil situación  que se vive en la sociedad guatemalteca, tan fracturada hace ya décadas. En el primer titular, se pone de manifiesto cómo la mente criminal actúa  en  el delincuente guatemalteco,  quien tras la acción de dar muerte a siete personas, ahora se llena de gloria, gritando que «mató a siete». En el segundo, se trata de una acción colectiva de vecinos, quienes, cansados de la cada vez más larga lista de acciones criminales, deciden denunciar a los  pandilleros, autores de estos hechos. Y se espera que el Ministerio Público tenga capacidad profesional de reunir las pruebas para que sean condenados, pero también se debe dar asistencia y seguridad a quienes formularon la denuncia, pues ahora pueden ser atacados por los “amigos” de los criminales.

En el tercer caso, un mecánico atacado  por un pandillero que lo acusó de “no pagar las extorsiones”, recibió un balazo en el pecho,  y así entró a su negocio, sacó una pistola y disparó contra el criminal, un adolescente no mayor de 15 años, quien herido huyó unos 80 metros hasta caer muerto, ante los vecinos, impávidos.

El cuarto titular se refiere al conductor de un autobús urbano, quien al darse cuenta que un adolescente, pistola en mano, le advirtió «que por no pagar la extorsión» lo iba a matar, maniobró  el automotor y esto hizo caer al fallido asesino, a quien los pasajeros tiraron al asfalto y luego le apalearon  y, llevado al hospital, murió  minutos después. La policía en el lugar de los hechos capturó a otro adolescente, quien en una moto “daba seguridad al joven sicario”. Cada uno de estos casos, ocurridos en la última semana, nos muestran dolorosamente cómo nuestra sociedad se ha partido y la deshumanización surge en cada esquina de  las calles, convertidas en escenarios de violencia imparable. Me angustia ver en los periódicos o en la televisión a niños, muy pequeños incluso, en las escenas de los crímenes. Sus ojos ya no muestran sorpresa. Se han acostumbrado  a la violencia  y crecen bajo este signo. En alguna parte de este país debemos de encontrar la fórmula que nos permita  salir de este interminable callejón de violencia en que se ha convertido el día a día y que ya no es exclusivo de la capital. El uso de las armas de fuego ya es general y tanto es así que las autoridades anuncian que será conformada una Fuerza de Tarea para desarmar a los portadores de  las mismas. Tan extrema es la situación que se necesita un equipo especial para el desarme de la sociedad de la sangre.