El sagrado presupuesto de 70 mil millones


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Siempre por estas épocas de los últimos meses del año, el ámbito navideño se llena de la ambición, en gran medida falaz, de que el Congreso apruebe el presupuesto general de ingresos y egresos de la nación, que el Organismo Ejecutivo lo ha fijado en la modesta suma de más de 70 mil millones de quetzales para atender, fundamentalmente, las “necesidades” de los funcionarios, encabezados por los “meros meros”.

Héctor Luna Troccoli


Este presupuesto –como los anteriores– será financiado por imaginarios conceptos de recaudación fiscal y buena cantidad de préstamos del exterior y bonos del tesoro y letras de tesorería (empréstitos), que alguien tendrá que pagar algún día.

Este platal que llega a asumir el país en situación de peligro, al tener más de 110 mil millones de quetzales con deuda interna y externa con intereses corriendo y que –no es por llevármelas de muy salsa– pero que en esta misma columna hace más de ocho meses empecé a señalarlo excesivo de ese endeudamiento y el peligro económico para Guatemala.

Lo  fregado es que más de la mitad se gasta en funcionamiento,  que incluye pago de salarios de funcionarios  públicos, viáticos, viajes, guaruras, gasolina, güisqui, (así como lo escribí), gastos superfluos en general, sin incluir lo que cada quien, según su astucia y desgraciada conciencia, pueda robarse sin dejar huella, como algunos expresidentes y funcionarios que andan por allí, incorporados al staff de los millonarios de Guatemala, culpables en buena medida de la debacle que vivimos, aunque sus siervos mediáticos los adoren como falsos dioses.

Algunos hechos han caracterizado este enorme presupuesto: el primero, que tanto el Presidente como la Vice están tristes y preocupados porque aún no se aprueba a escasas horas de vencerse el plazo fijado por la Constitución, mañana a las 0 horas ¿o 24? Esto no es lo primordial pues todo depende de las “negociaciones” con los diputados: desde pisto contante y sonante, hasta negocios futuros en el listado geográfico de obras para dárselas a sus parientes, a empresas fantasmas de su propiedad, a testaferros, etcétera, aparte de que no sería la primera vez que un presupuesto se aprueba, como ocurrió con don Vinicio, poco antes de la medianoche del 30.

Lo segundo, que llama la atención es que un diputado, don Valentín Gramajo, quien no sé si es abogado, planteó dos amparos (al amparo por ley siempre se le da trámite aunque no tenga sustento jurídico o racional alguno), para que la Corte de Constitucionalidad quien legaliza las resoluciones jurídicas para que se conviertan en políticas, OPINE (¡puchis!) como debe hacer el PP para aprobar a puro tubo ese presupuesto.

Otra cosa que ya no es curiosa, ni extraña, es el que grupúsculos supuestamente sindicales salgan a pedir  que se apruebe esta aberración, para que se destinen más fondos a salud y educación, lo cual quiere decir que los dirigentes de éstos, ya recibieron un pago adelantado y esperan aumento el año próximo aunque la educación y la salud sigan por la calle de la amargura, gracias, en buena parte, a ellos.

En una ocasión, en otra columna, al principio de este Gobierno, sugerí medidas para lograr un presupuesto equilibrado advirtiendo que ni las leerían y menos les harían caso; sin embargo, necio que es uno, el problema fiscal radica en dos cosas: por el lado de los ingresos, la tremenda corrupción que existe en el cobro de los tributos pero particularmente dos de ellos: el IVA y los aduaneros. Si existiesen controles adecuados en estos dos rubros, pero particularmente, hacia los EMPRESARIOTES GRANDOTOTES que han sido financistas de don Otto y doña Roxana, la cosa cambiaría, aunque  también deben hacerse esfuerzos para incorporar PAULATINAMENTE la economía informal a la economía formal abriendo puertas de créditos y facilidades para salir adelante y como tercer punto: hay que quitar una gran cantidad de exenciones y exoneraciones a una enorme cantidad de instituciones, incluyendo dependencias de los tres poderes del Estado que no pagan impuestos.

Por el lado del gasto, la cosa es más fácil, pero para ello no se necesita voluntad política como muchos dicen, sino una sola cosa, HUEVOS con verdadera mano dura para rebajar sueldos, viáticos, viajes, lujos y pagos extraordinariamente altos e innecesarios que tienen los funcionarios y para complementar la cosa, hay que despacharse a no menos de 10 mil asesores inútiles que no saben nada  y solo están en el puesto por la calidad de cuates de los cabezones.