El riñón, o la cárcel


Una manifestación a favor de la liberación de las hermanas Scott. FOTO LA HORA: AP Rogelio V. Solis

Durante 16 años, las hermanas Jamie y Gladys Scott han compartido una vida tras las rejas por su participación en un robo a mano armada que les dejó 11 dólares. Ahora, para compartir la libertad van a tener que compartir un riñón.


El gobernador de Misisipí­, Haley Barbour, suspendió el miércoles las sentencias a cadena perpetua de las hermanas, pero la libertad de Gladys Scott, de 36 años, depende de que ésta done un riñón a Jamie, su hermana de 38 años, que requiere diálisis diaria.

Las hermanas fueron condenadas en 1994 por haber llevado a dos hombres a una emboscada en el centro de Misisipí­ el año anterior. Tres adolescentes golpearon a los dos hombres en la cabeza con una escopeta y les robaron las billeteras y escaparon con apenas 11 dólares de botí­n, dicen documentos de la corte.

Jamie y Gladys Scott fueron sentenciadas a cadena perpetua por robo a mano armada.

«Pienso que es una victoria», dijo el abogado de las hermanas, Chokwe Lumumba. «Yo hablé con Gladys y ella está extasiada con la noticia. Estoy seguro de que Jamie también lo está».

Defensores de los derechos civiles piden desde hace años la libertad de las hermanas, diciendo que la sentencia fue excesiva. Esas demandas cobraron fuerza cuando Barbour pidió a la Junta de Libertad Condicional de Misisipí­ que examinase de nuevo el caso.

Las hermanas Scott tienen derecho a libertad bajo palabra en el 2014, pero Barbour dice que las autoridades de la prisión no las consideran una amenaza a la sociedad y que la enfermedad de Jamie le cuesta al estado mucho dinero.