El Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene puertas y oídos abiertos para Argentina, dijo ayer en Buenos Aires el director del departamento Hemisferio Occidental del organismo, Nicolás Eyzaguirre, quien se reunió con el ministro de Economía, Amado Boudou.
«El Fondo está con las puertas abiertas y los oídos abiertos y con la mejor de las intenciones de escuchar lo que el ministro Boudou, tenga para decir», dijo a la prensa Eyzaguirre, quien participa de un seminario del Consejo de las Américas, junto a empresarios y dirigentes políticos.
Por su parte, Boudou calificó la reunión con Eyzaguirre como «muy positiva» e insistió en que Argentina «debe ser escuchada» por el organismo de crédito.
«El FMI debe acercarse a las necesidades de los países emergentes», enfatizó el ministro.
Argentina rompió en 2006 con el FMI y se libró de la supervisión sobre su economía, al cancelar en un solo pago una deuda de 9.500 millones de dólares con la entidad.
Boudou declaró la intención del Gobierno de la presidenta Cristina Kirchner de regresar a los mercados internacionales de crédito, de los que quedó marginado tras la gigantesca moratoria de 2001, que dejó en suspenso deudas por unos 90 mil millones de dólares.
En 2005, Argentina realizó un exitoso megacanje con la adhesión de un 76,15% de los acreedores privados, aunque bonistas que no aceptaron esa operación aún reclaman que se reconozcan otros 29 mil millones de dólares.
Pese a manifestar la necesidad de regresar a los mercados mundiales, Boudou desestimó que Argentina vuelva a aceptar monitoreos y un seguimiento sobre su política económica por parte del organismo, del cual el país es socio.
«Hay que reinstalar una nueva relación, una relación sin condicionamientos (con el Fondo). Tenemos una triste historia, de un trato desigual, una relación con muy poco equilibrio», advirtió el ministro.
«Hace algunos años, cuando venía un representante del FMI parecía que venía el virrey de no sé dónde. Ahora no», apuntó.