LeBron James vuelve más grande, más maduro. Tiene algo menos de pelo, y mucha más experiencia. Ha cambiado en cuatro años. La mayor estrella de la NBA se marchó hace cuatro años de malas formas, detestado por los fanáticos que quemaron su camiseta y despreciado por un propietario que se sentía traicionado.
CLEVELAND /Agencia AP
Presentado como un villano, James estaba en una misión de ganar un título de la NBA —»no sólo uno, ni dos, ni tres (…)»— en Miami con Dwyane Wade y Chris Bosh, y consiguió dos anillos.
Ahora vuelve a casa para hacer algo más grande, algo que no ha hecho nadie en casi 50 años. Quiere hacer algo que selle su legado y quizá le separe de los inmortales del baloncesto. Quiere darle un campeonato a Cleveland, la ciudad donde el desamor deportivo es tan predecible como los inviernos fríos.
«Nuestra ciudad», dijo el nativo Akron, «no ha tenido esa sensación en mucho, mucho tiempo. Mi objetivo sigue siendo ganar todos los títulos posibles, sin duda. Pero lo más importante para mí es traer un trofeo de vuelta al nordeste de Ohio».
Cuatro años después de anunciar su decisión de marcharse de Cleveland en un programa especial de televisión mal diseñado y de una hora de duración, James expresó al mundo que vuelve a casa en un poderoso texto para Sports Illustrated. Esta vez no se trataba de «llevar sus talentos» a otro lugar, salía del corazón. James lo dijo todo en tres palabras. «Vuelvo a casa», escribió.
Y así, el equilibrio de poder cambió en la Conferencia Este de la NBA. Otros agentes libres empezaron a buscar nuevos equipos y Cleveland, que no ha tenido un título deportivo profesional desde que los Browns lo lograron en 1964, vuelve a ser el hogar del mejor jugador del planeta.
James sabe que no se regala nada, y los Cavs tienen mucho camino por recorrer antes de competir por el anillo. Pero llega a un equipo joven, con el All Star Kyria Irving, los elegidos en primera ronda Anthony Bennett y Andrew Wiggins, y mucho potencial.
Además, los Cavs podrían intentar llevarse otra estrella, y han mantenido conversaciones con Minnesota por Kevin Love, que jugó con el equipo estadounidense en los Juegos Olímpicos de Londres hace dos años y sólo tiene un año más de contrato con los Timberwolves. Love está al alcance, pero conseguirle podría costar a Wiggins.
Cleveland también podría intentar conseguir buenos tiradores, como los agentes libres Ray Allen y Mike Miller, que jugaron con James en Miami. Termine como termine el plantel, James tiene que ayudar a los Cavs a crecer.
«No prometo un título», afirmó. «Sé lo duro que es cumplir. No estamos listos ahora mismo. Ni hablar. Por supuesto, quiero ganar el año que viene, pero soy realista. Será un proceso largo, mucho más largo de lo que fue en 2010. Mi paciencia se pondrá a prueba. Lo sé. Entro en una situación con un equipo joven y un nuevo entrenador. Seré el viejo».