El pueblo venezolano


Editorial_LH

Sin necesidad de tomar partido, vale la pena analizar lo que está ocurriendo en Venezuela en términos de la participación de la ciudadanía en el proceso político, puesto que evidentemente se trata de una situación en la que tanto el oficialismo como la oposición, pueden medir fuerzas en las manifestaciones callejeras que nutridamente se producen en estos días en ese país sudamericano.


Hay una evidente confrontación entre quienes apoyan al gobierno y quienes se oponen a sus medidas y tratan de ponerle fin a la llamada Revolución Bolivariana que inició Hugo Chávez y que ahora está bajo la conducción de Nicolás Maduro. Los que apoyan al régimen no se conforman  con quedarse en su casa sino que se lanzan a la calle para competir con la oposición en esas manifestaciones de fuerza que, según lo que reflejan los medios internacionales, se vuelven en realidad multitudinarias.

Evidentemente hay un nivel de ciudadanía en Venezuela muy distinto al que prevalece en otros países del mundo y particularmente el nuestro, donde la indiferencia ante los problemas de la sociedad es quizá la nota más característica y destacada. Los enemigos del gobierno venezolano salen a la calle para plantear sus demandas y exigencias y se encuentran con los simpatizantes del régimen que quieren que continúe esa forma de gobierno. La simpatía ideológica hará que el lector vea con mejores ojos a una fuerza u otra, pero la verdad es que nadie puede negar que en las calles de Venezuela se esté demostrando el peso y la importancia que tiene ese sentimiento de obligación para participar en la vida pública y defender ideas y valores.

Es evidente, por supuesto, que de uno y otro lado existen movilizaciones y se facilita la incorporación de los simpatizantes a cada manifestación. El gobierno mueve su maquinaria y lo mismo hace la oposición que tiene el control de duros reductos en gobiernos locales desde donde se coordinan esfuerzos en la lucha política. Lamentable, desde cualquier punto de vista, que la violencia aflore cuando grupos criminales que están al servicio de alguna de las causas (muy difícil establecer de cuál), hacen su aparición sembrando el terror que, sin embargo, no ha provocado la pretendida desbandada de nadie. Ninguna de las fuerzas cede en su disposición de salir a la calle, de defender sus puntos de vista y de arropar con la participación a la causa en la que creen.

La situación es complicada e incierta, pero lo que no se puede negar es que el venezolano no está dejando que otros decidan su destino.

Minutero:
No se refunda el Estado
a base de ocurrencias;
hay muy claras evidencias
de cómo fue cooptado