«Quisiera subrayar que nuestro interés principal no sería luchar contra el narcotráfico. El problema medular aquí es la impunidad y la dificultad que tienen las instituciones judiciales para aplicar la ley», afirmó el diplomático en entrevista con un matutino.
«Creo que en la medida en que Guatemala pueda reafianzar sus instituciones judiciales, podría iniciar a resolver desafíos, no sólo de narcotráfico, sino de crimen organizado, maras (pandillas), y en la seguridad ciudadana del día a día», agregó.
McFarland, quien asumió como embajador a fines de 2008, fue encargado de negocios en Guatemala entre 2001 y 2004, durante el gobierno de Alfonso Portillo, con quien tuvo algunas diferencias.
«Lo preocupante es el sistema de seguridad y justicia en el país, el choque violento entre narcotraficantes, y que ha empeorado la situación de Estado para corregir errores», sostuvo el diplomático.
McFarland reconoció que su gobierno no está satisfecho con los logros en la reducción del consumo de estupefacientes, situación que dificulta los esfuerzos en el combate al tráfico de drogas.
«En algunos de los problemas, sobre todo el narcotráfico y las maras, hay una responsabilidad compartida, y como gobierno de Estados Unidos no estamos satisfechos con lo que hemos podido alcanzar en cuanto a reducir el consumo (de drogas) en Estados Unidos, lo cual dificulta los esfuerzos de países como Guatemala», subrayó.
No obstante, el diplomático destacó el interés del gobierno guatemalteco en enfrentar estos problemas, aunque dijo que el éxito dependerá también de las acciones de la Fiscalía, del Organismo Judicial, de la sociedad civil y de los empresarios, ya que todos operan dentro de la sociedad.
«Los guatemaltecos son quienes deben determinar cuánta seguridad y justicia tienen que tener», sentenció.
De acuerdo con cifras estadounidenses, por el territorio guatemalteco se trasiegan entre 300 y 400 toneladas de cocaína al año con destino a Estados Unidos.