El problema agrario y el hambre


La semana pasada sobresalió la noticia de que la sequí­a provocarí­a una pérdida de Q58 millones por cultivos de la zona afectada por este fenómeno climático. Las regiones que se mencionan como afectadas, y en riesgo de perder la disponibilidad de granos básicos provenientes de sus reservas familiares son El Progreso, Jutiapa, Zacapa, Chiquimula, Jalapa, Santa Rosa, y Baja Verapaz.

Juan Pablo Ozaeta

Esta problemática se ha vuelto recurrente cada año, en esta zona del oriente del paí­s denominada corredor seco. No hay manera de negar que esta situación sea un problema estructural que se suma a toda la problemática en el campo derivada de la falta de polí­ticas destinadas a la población campesina.

En ese sentido, debe señalarse que no sólo en el corredor seco se han generado condiciones para enfrentar una situación de carencia de acceso a los alimentos. En la zona de la Franja Transversal del Norte y valle del Polochic, también hay cifras que muestran que se ha aumentado la vulnerabilidad alimentaria.

Este año se presentó el Censo de Talla del 2008, realizado por la Secretarí­a de Seguridad Alimentaria y Nutricional -SESAN- y el Ministerio de Educación, y que mide la talla de la niñez que estudia en primero primaria para determinar el nivel de desnutrición crónica del paí­s. Al comparar este censo con el de 2001, se pudo comprobar que los municipios de El Estor, Panzós, Chisec, Fray Bartolomé de las Casas, San Pedro Carchá y Cobán aumentaron su vulnerabilidad de moderada a alta; mientras Senahú cambió de alta a muy alta.

No me parece coincidencia que la agudización de los í­ndices de desnutrición crónica se dan en estos territorios donde se han impulsado proyectos de expansión de caña de azúcar y palma africana, que se suman a otros proyectos de fuertes grupos de capital como las petroleras e hidroeléctricas.

Los estudios del Instituto de Estudios Agrarios y Rurales -IDEAR-, coinciden en que la expansión de los monocultivos en la Franja Transversal del Norte y el valle del Polochic, han provocado un desplazamiento de la producción campesina alimentaria.

Este es un factor que podrí­a explicar el incremento de la vulnerabilidad alimentaria en estos municipios. Más allá de los fenómenos climatológicos, en esta región lo que impera es un despojo de las comunidades campesinas de estas tierras. Cabe notar que estos municipios de Alta Verapaz e Izabal se han caracterizado también por graves conflictos entre terratenientes y campesinos. Además es la región donde se han registrado una mayor cantidad de desalojos.

Por esta razón mencionaba al principio que los problemas de alimentos en el corredor seco se suman a un problema estructural derivado de la incapacidad de los gobiernos para impulsar el desarrollo rural, que van desde el acceso a la tierra hasta el fomento de la producción campesina.

Una de las soluciones anunciadas por el Ministerio de Agricultura ante la emergencia, es que se importarán 150 mil quintales de granos básicos. Aunque la medida es indispensable en estos momentos, resulta irónico que un paí­s que fue y que tiene los recursos para seguir siendo autosuficiente en la producción de granos, tenga que utilizar las importaciones para atender esta problemática. Es irónico también por qué la liberalización comercial y especí­ficamente la apertura a las importaciones de granos básicos, ha incidido en esa pérdida de autosuficiencia.

Pero pareciera que el hambre de la gente no es prioridad para la clase polí­tica, y la cúpula económica para la cual trabajan, más si las polí­ticas contra el hambre riñen con sus proyectos de acumulación.