El primer rival



Si los rumores se confirman, mañana será proclamado como candidato a Alcalde de la Ciudad de Guatemala el licenciado Roberto González Dí­az Durán por el partido Gana, lo que lo convertirí­a en el primer rival que le surge a ílvaro Arzú en la lucha por el control del municipio más importante del paí­s. Técnicamente se puede decir que es parte del mismo equipo que desde 1986 ha venido manejando la Municipalidad, puesto que fue funcionario con altas responsabilidades durante la alcaldí­a de í“scar Berger, también electo por las huestes de Arzú para dos perí­odos al frente de la comuna.

Sin embargo, las diferencias surgidas entre Berger y Arzú en los últimos tiempos los convierten ahora en declarados adversarios si no enemigos polí­ticos y de esa suerte hay que suponer que posiblemente una de las oposiciones más fuertes que encuentren los unionistas esté cabalmente en sus antiguos compañeros de partido que ahora conforman el partido oficial conocido como Gana.

González Dí­az Durán tuvo experiencia en dos campos crí­ticos de la administración municipal, puesto que tuvo que ver con el tema del transporte urbano y también con el del abastecimiento de agua, ambos crí­ticos en la actualidad y sobre todo porque durante prácticamente dos lustros no se ha hecho nada para ofrecer soluciones de largo plazo. Recientemente, veinte años después de haberse hecho cargo de la administración municipal, se emprendió el programa del Transmetro que apenas está cubriendo una parte de la ciudad y que ha generado abundantes problemas porque se tuvo que sacrificar considerable parte de la red vial para hacerlo posible.

Siempre se ha dicho que no hay peor cuña que la del mismo palo y en este caso, de confirmarse la nominación de Roberto González Dí­az Durán, sin duda que plantea un rival interesante para que, sobre todo a nivel de foros públicos de discusión, se pueda plantear la necesidad de abordar con más seriedad y profundidad la temática de los grandes problemas de la metrópoli que siguen sin ser debidamente atendidos por las autoridades. Viniendo de otros polí­ticos, nuestro pueblo tan veleidoso y tan poco estudioso, podrí­a suponer que las crí­ticas son «politiqueras», término acuñado para descalificar el accionar polí­tico. Sin embargo, una discusión entre quienes han tenido responsabilidad en el manejo del Municipio durante estos veinte años y además antiguos correligionarios, puede permitir que se hable a fondo sin esa descalificación de entrada.

Lo importante, desde el punto de vista del vecino, es que se hable de cuestiones de fondo; que una elección tan importante no se termine haciendo como siempre, por el derroche de recursos y a base de canciones y regalos a los electores, sino que ofreciendo soluciones que deben ser sopesadas y evaluadas seriamente por una población que debe entender la enorme trascendencia de lo que decida.