El presupuesto de la defensa (I)


¿Por qué es importante la economí­a para entender la seguridad? La economí­a es el estudio de la asignación de recursos escasos entre finalidades contrapuestas. La economí­a es esencialmente la ciencia de la elección. Se ocupa básicamente de las estrategias que maximizan los resultados y simultáneamente minimizan los aportes o recursos del sistema sujeto a restricciones tecnológicas. La economí­a de defensa proporciona por lo tanto formas de pensar sobre cómo podemos tomar decisiones eficientes relativas al uso de los activos de seguridad nacional para mejorar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. Una asignación de recursos más eficiente dentro del escenario de defensa nos puede permitir proporcionar o bien una mayor defensa o bien más bienes sociales, como salud y educación, con los recursos autorizados -respondiendo a la voluntad democrática del pueblo-.

Guillermo Pacheco Gaitan

La economí­a de defensa trata los problemas básicos generados al brindar seguridad nacional: ¿Determinan una eficiente asignación de recursos las decisiones tomadas por los funcionarios públicos sobre gastos militares?, ¿Contribuyen los gastos de defensa a la estabilidad?, ¿Cuál es la oferta y la demanda de defensa nacional?, ¿Cuál es la influencia del gasto de defensa en el crecimiento y desarrollo económico? Los conceptos clave de la economí­a de defensa han ido evolucionando con el transcurso del tiempo a medida que la teorí­a económica permitió ir resolviendo los problemas de polí­ticas y los nuevos asuntos cruciales que fueron apareciendo.

Considerar cómo «producir» defensa en forma más eficiente es complicado debido a que la defensa es un bien público. Los bienes públicos tienen dos caracterí­sticas claves: la no exclusión y la no rivalidad de beneficios. O sea, no es posible decirle a la gente que va a quedar excluida de la defensa nacional global; si una persona obtiene satisfacción de una defensa nacional fuerte esto no disminuye la cantidad disponible para un consumidor rival. Por lo tanto, a diferencia de lo que sucede con las manzanas por ejemplo, donde uno puede impedir que alguien las coma y el consumo de una persona reduce la cantidad disponible para los demás, existe una cantidad fija de defensa determinada públicamente; todos se benefician (o disputan) del mismo nivel. Esto hace difí­cil estimar una demanda de defensa, porque algunas personas se comportan como abusadores («free riders»), aprovechando la cobertura de defensa a pesar de que no estén necesariamente dispuestos a pagar por este bien. Un desafí­o para los responsables de la formulación de polí­ticas de defensa es brindarle al público información sobre los beneficios de una defensa nacional fuerte y eficiente para que puedan tomar decisiones bien informadas dentro de las instituciones democráticas.

(Continuará)