Hace más de quince días se filtraron informaciones desde el mismo Ministerio de Finanzas, en el sentido de que existía una seria disputa entre la esposa del Presidente y el titular de la cartera respecto al Presupuesto General de la Nación para el año 2010, por lo que se libraba un intenso pulso porque la señora Torres de Colom prefería que no se aprobara el proyecto elaborado por el Ministerio. Desde Finanzas se pautaron anuncios explicando los serios problemas que se derivarían de la no aprobación del Presupuesto, lo que sumado a la filtración sirvió para visualizar el fondo del problema.
Con astucia, el oficialismo dio la sensación de trabajar a marchas forzadas para aprobar un presupuesto más reducido para el año próximo y aprovechó a la oposición para retrasar la discusión sin que pareciera que era una maniobra de la UNE. Por el contrario, la interpelación al ministro de Agricultura retrasó la discusión y bastó con no acudir a la sesión del sábado para agotar el tiempo necesario para aprobar el principal instrumento regulador del gasto público en el país.
Al quedar vigente un presupuesto que ya fue altamente deficitario, como el de este año, el Gobierno se asegura principalmente la eliminación de cualquier candado que el Congreso hubiera puesto para evitar esa danza de transferencias que al final hace totalmente inútil y estéril el papel del Organismo Legislativo como regulador de los ingresos y egresos del Estado, puesto que al final de cuentas las partidas se trasladan de un lado a otro sin control ni fiscalización, lo que deja el arca abierta para que la Presidencia disponga de la asignación de recursos a su sabor y antojo.
Indudablemente fue una maniobra muy hábil, especialmente porque la UNE puede responsabilizar a la oposición por no haber aprobado el presupuesto de la Nación, no obstante que esa no aprobación beneficia directamente a quienes tienen acceso a los fondos públicos y a realizar las transferencias. Pero hay que reconocer que se jugó astutamente con la ineptitud de los opositores que, sabiendo lo que tramaba el Ejecutivo porque había sido hasta publicado en los medios gracias a la filtración que oportunamente hizo el Ministerio de Finanzas, cayeron en el juego de la bancada oficial.
De suerte que tenemos un presupuesto sin candados y que facilita no sólo asignar a las ONG los fondos con manga ancha, sino que además permite trasladar las partidas con esa misma facilidad que tuvo Gándara cuando le pasó millones del presupuesto de seguridad a Cohesión Social. Y bancadas dispuestas a aprobar ingresos de capital e ingresos ordinarios para rellenar el enorme agujero fiscal.