El PP español cierra filas


El lí­der de la oposición Mariano Rajoy junto al ex lí­der de Partido Popular de Galicia, Manuel Fraga Iribarne votan junto al ex presidente del gobierno español, José Marí­a Aznar.

Mariano Rajoy, presidente del conservador Partido Popular (PP), principal partido opositor español, será reelegido mayoritariamente hoy en un congreso en que la formación quiere escenificar su unidad después de una temporada de fuertes divisiones que no se han superado totalmente.


Como estaba previsto, la de Rajoy es la única candidatura que se presentó este sábado en el XVI congreso nacional del PP al puesto de presidente del partido, por lo que éste será elegido a última hora del dí­a en la votación de los cerca de 3 mil compromisarios (delegados) reunidos durante tres dí­as en Valencia (este).

Con esta elección mayoritaria, los dirigentes del PP quieren acabar con los más de tres meses de crisis que ha vivido la formación desde que perdió las elecciones legislativas del 9 de marzo ante el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de José Luis Rodrí­guez Zapatero, por segunda vez.

Las crí­ticas a la falta de liderazgo de Rajoy abundaron durante estos meses, aunque en Valencia, los «barones» del partido llamaron a la unidad de una formación conservadora que reúne a liberales, centroderecha, centristas, democristianos y ultracatólicos.

El PP debe ser «una alternativa creí­ble frente al socialismo, no una alternativa a nosotros mismos», sostuvo Aznar.

Pero esta unidad y la imagen de partido abierto a distintos sectores puede que no sea real a juzgar por las crí­ticas y discrepancias emitidas este sábado.

El ex presidente Aznar (1996-2004), que dio su apoyo a Rajoy, criticó sin embargo abiertamente el giro al «centro reformista» que defiende su sucesor.

«Nadie nos tiene que enseñar el camino de centro. No vamos al centro; estamos en el centro desde hace muchos años», apuntó Aznar en su intervención en el congreso.

«Nunca he comprendido y sigo son comprender esa idea del centro como el final imposible de un viaje interminable», criticó ante el volantazo de Rajoy, con el qué este parece querer desmarcarse de la herencia de Aznar, que fue quien le eligió.

También recibió crí­ticas la decisión de que el presidente del partido también sea candidato a las elecciones legislativas y por ende a la presidencia del gobierno.

«No habrá un candidato a la presidencia distinto al presidente del partido», declaró el dirigente gallego Alberto Núñez Feijóo.

«Me ha parecido sorprendente» porque «no estaba en la enmienda» de los estatutos del partido, por lo que «tengo que reflexionar sobre ello», apuntó la presidenta de la región de Madrid, Esperanza Aguirre, que hace meses amagó con presentarse candidata contra Rajoy.

Aguirre también pidió a Rajoy que en la nueva directiva del partido «tienen que estar todos, no sólo los amigos, tienen que estar los mejores».

Otra enmienda que se aprobó este sábado permitirá elegir en adelante a su candidato a la presidencia del gobierno en elecciones primarias indirectas.

Los cerca de 700 mil militantes podrán elegir por sufragio universal a los delegados que hagan campaña por uno u otro candidato. Estos a su vez escogerán en un congreso nacional al presidente del PP, que será también su candidato a la presidencia del gobierno.

El sistema, «homologable al sistema de los partidos norteamericanos (…) convierte al PP en el partido con más cuotas de democracia de España», declaró Núñez Feijóo.

Las que no se adoptaron fueron las relativas a los matrimonios homosexuales. El PP se opone a esta ley aprobada por el gobierno socialista en 2005, y presentó un recurso ante la justicia. Pero varias enmiendas pedí­an su respaldo y lo contrario, que el matrimonio se considere sólo entre un hombre y una mujer. El tema no se mencionará en los estatutos del partido.

HOMBRE CUESTIONADO


Mariano Rajoy, vinculado a la etapa del ex presidente José Marí­a Aznar, de quien se quiere alejar, ha sabido superar con éxito más de tres meses de ataques dentro de su formación al imponerse como lí­der del Partido Popular (PP, conservador) e instalar un giro hacia el centro.

La imagen de Rajoy de hombre serio, tí­mido y poco carismático se ha transformado en estos meses en la de un dirigente decidido, perseverante y resistente ante los momentos duros.

La fotografí­a del lí­der del PP en la sede del partido el pasado 9 de marzo, tras perder las elecciones, a punto de tirar la toalla junto a su esposa, nada se parece a la seguridad que muestra ahora.

La causa: ha podido aguantar los embates procedentes de su propia formación por haber perdido en marzo las elecciones legislativas por segunda vez frente al socialista José Luis Rodrí­guez Zapatero, presidente del gobierno.

Rajoy ha oí­do de múltiples responsables en estos meses que «no es la persona adecuada para dirigir el PP», pero él ha insistido una y otra vez en seguir en el cargo porque tení­a el apoyo de las bases, los delegados del partido de toda España que le han votado este sábado.

Incluso ha conseguido que dos responsables que sopesaban presentarse candidatos a la presidencia del partido no lo hicieran finalmente porque no tení­an apoyos suficientes.

Con su reelección a la cabeza del partido, la puesta en marcha de su giro hacia el «centro reformista», y la opción por una dirección nueva y joven, parece haber conseguido desmarcarse de la herencia de Aznar.

Este lo eligió en 2003 para sucederle como lí­der del PP después de ocupar varios ministerios, entre ellos el de Interior, y la vicepresidencia primera del gobierno de Aznar (1996-2004).

Gallego, de 53 años, casado y con dos hijos de 9 y 3 años, abogado de formación y registrador de la propiedad, fue elegido más tarde por su partido.