Los entes extranjeros que fueron favorecidos con la privatización de la Empresa Guatemalteca de Telecomunicaciones (Guatel) vienen explotando a más no poder, incluso de modo «non sancto», el negociazo de la comunicación mediante los teléfonos celulares que están siendo utilizados hasta en los más recónditos lugares de nuestro país.
Y es que tales entes foráneos no han afrontado competencia capaz de obligarlos a prestar su servicio sin extorsionar inicuamente, como lo han hecho por espacio de no pocos años, a la multimillonaria masa de usuarios.
Veamos algo de lo que ha pasado con los entes de marras en perjuicio de su «clientela» chapina.
La compañía conocida por sus siglas COMCEL (TIGO), que nos cayó como con paracaídas hace alrededor de quince años, ahora está recurriendo a la publicidad en varios medios de comunicación escritos, radiales y televisados. Anuncia que de hoy en adelante la gente que utiliza la telefonía celular «sí pagará lo que consume», lo cual equivale a una confesión, supuestamente involuntaria, de que anteriormente (nada menos que a lo largo de un quindenio) ha cobrado indebidamente su controversial servicio a los titulares del derecho adquirido en su gran mostrador de fenicios. Se cumple así aquello de que… ¡el pez por la boca muere!
Según parece, COMCEL está viendo venir toda una avalancha de competencia leal, no desleal, pues la empresa puertorriqueña DIGICEL, de la misma línea de negocios de la comunicación celular, está anunciando sus operaciones en Guatemala y ofrece buen servicio, e indica, también, que éste será cobrado por segundos, sin excesos propios de lo que no se apega a la realidad de lo que es utilizado en los respectivos períodos de funcionamiento, a contrapelo de lo que ha ocurrido por parte de COMCEL.
No sabemos a ciencia cierta lo que han hecho Telgua con su logotipo «CLARO» o la TELEFí“NICA (MOVISTAR) pero habrá que ver, dentro del quehacer periodístico, las cosas que interesan a los usuarios de los servicios que prestan ambos entes, a fin de comprobar en todo lo posible si son no sólo eficientes o deficientes, sino a la vez causantes de lo que es indecente e intolerable respecto de lo que se cobra.
En el Ministerio de Economía funciona (no sabemos exactamente si bien o mal) «el Departamento de Protección al Consumidor», el cual tiene el encargo específico de evitar, precisamente, que se desplume al público al adquirir los artículos y los servicios que necesita. Cabe preguntar: ¿Estará cumpliendo su función, como Dios manda, dicho departamento ministerial o sólo sirve para hacer como que hace y que, al final de cuentas, todo sea un «blof» por no hacer algo verdaderamente positivo y efectivo en beneficio de la colectividad?
Recordamos que en un tiempo que se aleja más y más, COMCEL, muy gamonal, muy dadivoso y astuto, estuvo patrocinando con mucha plata los certámenes anuales de la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG), quizá, se decía, para comprometer a los medios de comunicación a fin de que hicieran mutis en cuanto a lo que pudiera constituir garfadas de tipo económico contra los usuarios de su servicio.
Interpretando bien las cosas, la junta directiva apegista, que presidió en uno de los más recientes períodos estatutarios la estimada colega Ileana Alamilla Bustamante, inquieta, muy acuciosa, propició, con el consenso de todos los que estábamos transitando en el mismo tren, no continuar recibiendo recursos de COMCEL para sufragar los gastos que ocasionaban los mencionados concursos periodísticos.