El crudo pesado, que representa tres cuartas partes de los recursos energéticos mundiales, se hará paulatinamente un importante lugar en el mercado, gracias al desarrollo tecnológico y al alza de precios y de la demanda prevista para las próximas décadas, según analistas.
«La brecha que hay entre oferta y demanda se llenará al menos en un 30% con petróleo pesado», opinó Ali Moshiri, presidente de la petrolera Chevron para ífrica y Latinoamérica.
Moshiri participó en el III Congreso Mundial de Crudos Pesados, que se celebra en la isla de Margarita, en el noreste de Venezuela, donde representantes de más de 100 empresas de unos 20 países discuten el futuro del crudo extrapesado y los desafíos de su explotación.
«El futuro del desarrollo energético de la humanidad, al menos en los próximos 20 años va a depender en cuán eficientes podamos ser en el desarrollo de los crudos pesados y extrapesados», dijo por su parte el vicepresidente de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), Eulogio del Pino.
Pero extraer el petróleo pesado y extrapesado presenta grandes desafíos en países que hasta ahora han estado acostumbrados a un crudo más fácil de obtener.
Por una parte, en los yacimientos de este tipo de petróleo, los niveles de recuperación son menores al 6%, frente al 20 y 30% de los campos de crudo liviano. Al extraerlo, su calidad es menor a 22 grados API, lo que requiere la construcción de mejoradores que incrementen la calidad del petróleo para hacer posible su comercialización y exportación.
Según Ganesh Takur, vicepresidente de Chevron, las compañías han venido desarrollando tecnologías como inyección de vapor o pozos horizontales para incrementar este nivel de recuperación, visto que el precio del crudo sube y sus márgenes de ganancias aumentan.
Efectivamente, la recuperación de los precios del crudo, tras la caída del barril a menos de 30 dólares hace un año producto de la desaceleración de la economía mundial, otorga mayor margen de maniobra financiera a las compañías involucradas con petróleo pesado.
«No estamos lejos del buen precio, pero no es suficiente», advierte Jean Jacques Mosconi, vicepresidente de la petrolera francesa Total.
De cualquier manera, el precio actual del barril, que ronda los 70 dólares, es para muchos expertos del sector el inicio de un escenario futuro de precios altos.
«La demanda va a continuar en aumento por lo menos por los próximos 10 o 15 años, y por consiguiente hay una tendencia al alza del precio. Los tiempos de los precios bajos quedaron atrás», señala el analista petrolero venezolano, Rafael Quiroz.
Más prudente, Moshiri sigue reiterando a que «el mayor obstáculo para el desarrollo de petróleo pesado es la incertidumbre de los precios de petroleo».
«En 10 años, de los 95 millones de barriles (que habrá en el mercado diariamente), ocho millones provendrán de Canadá y Venezuela», donde la producción de este tipo de crudo está concentrada, calcula por su parte Mosconi.
Como evidencia del cambio que ya se está gestando, pequeñas compañías están ocupando cada vez más espacio en las regiones de crudos convencionales «y las grandes compañías están dedicando sus recursos a grandes zonas como Venezuela porque aquí está el futuro», agrega el vicepresidente de Total.
Sin embargo, para Quiroz, el grueso de las reservas petrolíferas se encuentran aún en el Medio Oriente, en países de producción esencialmente de petróleo liviano o fácil de extraer y comercializar como Irán o Arabia Saudita.
Por otra parte, la explotación de petróleo pesado se ha convertido también en un tema ambiental. Según las investigaciones de Michel Myrhe-Nielsen, director de cambio climático de la petrolera noruega Statoil, la extracción de estos crudos produce mayores emisiones de dióxido de carbono (CO2) que los campos tradicionales.
Conforme los proyectos avancen se podrá exigir a las empresas «requisitos regulatorios sobre emisiones» de dióxido de carbono para reducir la contaminación, apuntó.