El perdón contra el orgullo en tiempos de Cuaresma II de II


Mateo 6:12-15 Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a nuestros ofensores… Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros. Más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas».

Fernando Mollinedo
fermo@intelnet.net.gt

La campaña evangelí­stica denominada «del Perdón» que se realiza en Guatemala durante mil dí­as, insta a la población a ejercitar dicha acción con el ánimo de lograr la tranquilidad personal que repercute en la conducta social, lo cual es un esfuerzo para reducir los altos í­ndices de violencia que experimentamos en forma de relaciones intrafamiliares, delincuencia y otras.

Sin preciarme de fanático religioso y de acuerdo a la concepción cristiana que profesa la sociedad guatemalteca (católicos y protestantes) me he permitido referir las citas anteriores que sirven para meditar al respecto en esta época de Cuaresma. La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua.

Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

Soberbia (del latí­n superbia) y orgullo (del francés orgueil), son propiamente sinónimos aún cuando coloquialmente se les atribuye connotaciones particulares cuyos matices las diferencian. Sus sinónimos son: altivez, arrogancia, vanidad, y entre sus antónimos tenemos: humildad, modestia, sencillez.

El principal matiz que las distingue está en que el orgullo es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta en la satisfacción de la propia vanidad, del Yo o ego. Por ejemplo, una persona soberbia jamás se «rebajarí­a» a pedir perdón.

En el cristianismo, se define como persona «orgullosa» a quien se envanece a sí­ misma, olvidando a sus semejantes y a Dios. De forma genérica se define como la sobrevaloración del Yo respecto de otros por superar, alcanzar o superponerse a un obstáculo, situación o bien en alcanzar un status elevado y subvalorizar al contexto.

También se puede definir la soberbia como la creencia de que todo lo que uno hace o dice es superior, y que se es capaz de superar todo lo que digan o hagan los demás. También se puede tomar la soberbia en cosas vanas y vací­as (vanidad). La soberbia ataca con dos actitudes: la ira y la envidia.

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada dí­a, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor. ¿Cuánta felicidad podrí­amos lograr si pudiéramos pedirnos perdón?

En Guatemala el Estado pidió perdón a la población por los excesos cometidos en la guerra interna; otros paí­ses lo han hecho en fecha reciente, ¿Podrí­amos nosotros perdonar y perdonarnos a nosotros mismos en Cuaresma?