Mateo 6:12-15 Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a nuestros ofensores… Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros. Más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas».
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La campaña evangelística denominada «del Perdón» que se realiza en Guatemala durante mil días, insta a la población a ejercitar dicha acción con el ánimo de lograr la tranquilidad personal que repercute en la conducta social, lo cual es un esfuerzo para reducir los altos índices de violencia que experimentamos en forma de relaciones intrafamiliares, delincuencia y otras.
Sin preciarme de fanático religioso y de acuerdo a la concepción cristiana que profesa la sociedad guatemalteca (católicos y protestantes) me he permitido referir las citas anteriores que sirven para meditar al respecto en esta época de Cuaresma. La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua.
Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
Soberbia (del latín superbia) y orgullo (del francés orgueil), son propiamente sinónimos aún cuando coloquialmente se les atribuye connotaciones particulares cuyos matices las diferencian. Sus sinónimos son: altivez, arrogancia, vanidad, y entre sus antónimos tenemos: humildad, modestia, sencillez.
El principal matiz que las distingue está en que el orgullo es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta en la satisfacción de la propia vanidad, del Yo o ego. Por ejemplo, una persona soberbia jamás se «rebajaría» a pedir perdón.
En el cristianismo, se define como persona «orgullosa» a quien se envanece a sí misma, olvidando a sus semejantes y a Dios. De forma genérica se define como la sobrevaloración del Yo respecto de otros por superar, alcanzar o superponerse a un obstáculo, situación o bien en alcanzar un status elevado y subvalorizar al contexto.
También se puede definir la soberbia como la creencia de que todo lo que uno hace o dice es superior, y que se es capaz de superar todo lo que digan o hagan los demás. También se puede tomar la soberbia en cosas vanas y vacías (vanidad). La soberbia ataca con dos actitudes: la ira y la envidia.
Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor. ¿Cuánta felicidad podríamos lograr si pudiéramos pedirnos perdón?
En Guatemala el Estado pidió perdón a la población por los excesos cometidos en la guerra interna; otros países lo han hecho en fecha reciente, ¿Podríamos nosotros perdonar y perdonarnos a nosotros mismos en Cuaresma?