El perdón contra el orgullo en tiempos de Cuaresma (I de II)


De acuerdo con la Real Academia Española, las palabras perdón y perdonar provienen del prefijo latino per que significa «pasar, cruzar, adelante, pasar por encima de» y del verbo latino don?re, que significa, «donar, donación, regalo, obsequio, dar» lo cual implica la idea de una condonación, cese de una falta, ofensa, demanda, castigo, indignación o ira, eximiendo al culpable de una obligación, discrepancia o error[«]

Fernando Mollinedo
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El perdón sólo puede ser considerado por quien lo extiende y por la persona objeto de ese regalo en términos de familiaridad o amistad de las personas implicadas, en algunos contextos puede ser dado sin que el agraviado pida alguna compensación o algo a cambio, con o sin respuesta del ofensor; en términos prácticos, podrí­a ser necesario que el agresor ofrezca una disculpa, restitución, o aun el pedir ser perdonado, como reconocimiento de su error, para el conocimiento del agraviado el cual pueda perdonar[. Se considera que para perdonar debe cumplirse lo siguiente: 1) Ser consciente de lo sucedido. Analizarlo objetivamente y dialogar con el/los implicados, ello a veces precisa la ayuda de un profesional. 2) Ser humanitario. ver a quien ofendió, como una persona con virtudes y defectos; evitando sentirse superior o con derecho a juzgarlo. 3) Mostrar humildad y dejar el orgullo que actúa de barrera ante el acceso al perdón. 4) Mantener la calma para eliminar el enojo. 5) No esperar a que te ofrezcan una disculpa. La otra persona puede pensar que no te hirió y puede ver las cosas diferentes. Perdonar significa liberar todos los resentimientos y malentendidos que se guardaron en el pasado para vivir el presente con tranquilidad. Además; 6) Reconocer los beneficios del perdón pues quienes olvidan, tienen mayor energí­a, mejor apetito y patrones de sueño saludables. Al no ser consciente de la amargura y resentimiento que pueda tener la otra persona, entonces nunca podrá perdonarse ni dejar las cosas atrás; y 7) Perdonarse a sí­ mismo; es reflexionar sobre los propios errores, auto perdonarse es el mayor de los desafí­os, hacerlo, genera niveles de confianza para aceptarse a sí­ mismo y llegar a la conclusión de que el perdón es necesario para todos. Sí­ el/la perdonante «perdona y olvida», recupera la relación de confianza o amor con el perdonado, como si la ofensa no hubiera tenido lugar. Todas la «religiones universales» recomiendan: a) perdonar a los demás, y b) pedir perdón por las ofensas a los demás. Y como ejemplo de ello citamos a Mateo 18: 21-22: «Entonces Pedro se acercó y le dijo: -Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí­ y yo le perdonaré? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete. ¿Podrí­amos nosotros hacerlo?