El pensamiento de Nineth Montenegro


Estamos en pleno año electoral, que el comercio en general teme, porque durante «los años electorales» la economí­a pareciera quedar entumecida en Guatemala y deben los guatemaltecos analizar cuál es el pensamiento o la inclinación de quienes desean llegar al Guacamolón y ser «salvadores» de esta patria nuestra. Los mismos guatemaltecos permitimos que fuera tomada por quienes, asistidos por la criminalidad introducida hasta los tuétanos del gobierno, detentan el obvio poder represivo.

Roberto Arias

En página 7 del Diario La Hora 20/03/07 se consigna que la diputada Nineth Montenegro del partido polí­tico Encuentro por Guatemala, tuvo que acudir a la citación de la jueza Telma del Cid, con la finalidad de declarar con respecto a una denuncia de perjurio, en virtud de que el Tribunal Supremo Electoral encontró dentro del listado de afiliados del partido Encuentro por Guatemala que la representante dirige, el nombre de Trinidad Chiquitó Colchaj, quien aparentemente falleció el 9 de septiembre de 2002, sin embargo fue inscrito en el listado de ese partido en 2006.

Según la noticia en La Hora la diputada Montenegro dijo: «Me he presentado con la jueza que va a dilucidar mi situación jurí­dica; me parece una acción injustificable, porque en todos los partidos aparecen personas que ya han fallecido y que otros presentan documentación falsa…» (sic) La cursiva es mí­a.

Lo que parece una acción injustificable es que una persona que trabajó como maestra por varios años; que ha ejercido polí­tica dentro del Congreso de la República durante varios perí­odos y que, aparentemente, estudió en una facultad de Derecho; dé a los guatemaltecos y probablemente a un tribunal de la Corte, una justificación tan absurda por acciones ilegales realizadas por su partido polí­tico Encuentro por Guatemala, de las cuales por ley ella es responsable.

La justificación de doña Nineth, parabólicamente hablando, equivale a que: Como hay asesinos impunes dentro de la burocracia estatal que matan con saña, yo congresista que pertenezco al mismo gremio de la burocracia, también tengo derecho a asesinar y es injustificable que me pidan cuentas por ello.

Ese es el pensamiento que todo guatemalteco debe evitar. Esa es la forma de pensar que tiene a Guatemala de rodillas ante la mar de impunidad y criminalidad que abruma al paí­s y a la ciudadaní­a. Esta injustificable justificación pública demuestra el pensamiento de algunos legisladores.

Esa es la forma de pensar que ha promovido y dinamizado la corrupción y las «tranzas» en todos los niveles de la triste situación que vive la Guatemala actual y es un pensamiento que riñe a todas luces con aquel que dice que «Dos acciones malas no hacen una buena».

Por la pluma se conoce al pájaro y debe esperarse que la premio Nobel, Rigoberta Menchú Tum, analice el fondo de la frase que devela algo de la intimidad del pensamiento de la señora Montenegro, antes de consolidar una alianza que probablemente no le favorezca a ella y mucho menos a Guatemala.

Los valores, se dice a voces, se han perdido totalmente y la frase de la ex maestra nos indica que la percepción del pueblo guatemalteco no está errada.