El Parlacen nace de la visión polí­tica, del conflicto bélico que existí­a, de la comprensión que la región debe volver a integrarse como un todo. Es tan importante el concepto que Panamá y República Dominicana comprenden su necesidad de incorporarse a los paí­ses centroamericanos.

Es un foro donde están representados la casi totalidad de partidos polí­ticos de Centroamérica, es el único foro donde se incorporan los ex presidentes y vicepresidentes que, independientemente de la opinión particular e individual que merezcan, tienen la más basta experiencia en los respectivos organismos ejecutivos de su paí­s.

No puede ignorarse la experiencia, no puede descartarse la vivencia que representan 22 personas por cada uno de los seis paí­ses. La integración no sólo es sustituir productos de importación, fomentar el intercambio comercial, propiciar actividades empresariales.

Nuestros seis paí­ses juntos en territorio, población presente y futura representan tanto o más que Chile, Colombia o Perú. Separados tenemos muy poca trascendencia, juntos y homologando la legislación, los aranceles, los impuestos, la seguridad social, las normas laborales, el recurso humano, somos atractivos para la Comunidad Europea, para los paí­ses asiáticos, para el Norte y Sur de América. Sólo el egoí­smo, el presidencialismo exacerbado o la negligencia pueden negar la importancia de la integración y por tanto del Parlacen.

Los presidentes se reúnen frecuentemente en un organismo de ejecutivos, cual es el Foro de Presidentes, producto del Tratado de Tegucigalpa, lo mismo hacen los ministros de Relaciones Exteriores y otros ministerios periódicamente, como el de Economí­a, pero su capacidad de análisis, su representatividad polí­tica nunca podrá ser igual a la que representa el Parlamento Centroamericano, por ello la importancia y la trascendencia de la actualización del Tratado Marco.

Veinte años han transcurrido desde Esquipulas I y II, nadie puede dudar la importancia de actualizar el Tratado Marco del Parlamento Centroamericano, de otorgarle mayores facultades, de restituirle la facultad de adoptar decisiones vinculantes en el tema de integración, de comprender que de la misma manera que las cúpulas empresariales continúan su expansión, dentro y fuera del área centroamericana, los pueblos legí­timamente representados en el Parlacen deben de dar pasos que les permitan producir más, no quedarse rezagados a comparación de otras regiones del mundo.

Qué distinto serí­a que en lugar de suscribir tratados de libre comercio con los Estados Unidos, México, Chile, Colombia o Taiwán, con diferencias e inconvenientes con respecto de cada uno de los paí­ses que integran el Parlacen, se suscribiera un solo tratado que nos obligara a continuar homologándonos como una sola región.