El papel de la CICIG


En un paí­s acostumbrado al engaño y la manipulación no es fácil aceptar resultados de una investigación como la que realizó la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala respecto al asesinato del abogado Rodrigo Rosenberg Marzano que provocó una seria crisis institucional al gobierno de ílvaro Colom porque fue directamente sindicado por el profesional del derecho de haber sido quien habrí­a ordenado su ejecución.


Decenas de miles de ciudadanos se movilizaron para exigir en aquellos dí­as la separación, definitiva o temporal, del ingeniero Colom del cargo de Presidente de la República y ahora, cuando el comisionado Carlos Castresana revela el fruto de la investigación realizada desde el mismo dí­a 10 de mayo del año pasado en la escena del crimen, el resultado puede parecer increí­ble para muchos de aquellos ciudadanos que demostraron estar convencidos de la certeza de la acusación formulada por Rodrigo Rosenberg. Pero las pruebas son contundentes y se trata de la mejor investigación criminal realizada en la historia de Guatemala, en la que no se depende de prueba testimonial que es fácilmente acomodable al gusto del cliente, sino de pruebas cientí­ficas obtenidas mediante un trabajo muy serio y efectivo. Videos, desplegados de llamadas telefónicas y ubicación de los que las hací­an gracias a la facilidad que ofrece la telefoní­a celular con la colocación geográfica de las celdas, seguimientos precisos, movimientos financieros y, en fin, toda una serie de elementos probatorios que demuestran lo que verdaderamente ocurrió ese trágico dí­a y también en los dí­as previos, cuando se planificó el crimen. En los dí­as de la crisis polí­tica la gente aceptó la credibilidad de la CICIG en contraposición al Ministerio Público cuyo titular accedió a reunirse con el Presidente para discutir el caso. Castresana, en cambio, mostró independencia y la hizo valer manteniendo una distancia con el gobernante para avanzar en las investigaciones. El sumario en el proceso sirvió de mucho para facilitar el curso de la pesquisa y se logró establecer la participación de dos empresarios, los señores Valdez, al contratar a los sicarios, lo cual podrán refutar en los tribunales cuando se hagan presentes en el proceso. El punto más insólito de este crimen está en el papel del mismo Rodrigo Rosenberg y el de los hermanos Valdez. El papel de los sicarios es moneda corriente en Guatemala y a nadie sorprende. Pero al vincular el caso Musa con este asesinato y conocer interioridades que los vinculan, aparece no sólo el motivo sino se explica una dolorosa tragedia que tiene ribetes de increí­ble novela de misterio, pero que desafortunadamente es un hecho que aún genera dolor y llanto en las familias afectadas.