El Papa rectifica


Saludo. El Papa Benedicto XVI recorrió la plaza de San Pedro luego de su audiencia semanal.

El Papa Benedicto XVI reconoció hoy las «sombras» que acompañaron la evangelización en Latinoamérica, diez dí­as después de su polémico silencio sobre esta cuestión durante su viaje a Brasil.


Como ya hizo tras Auschwitz (Polonia) y Ratisbona (Alemania), el jefe de la Iglesia Católica aprovechó su audiencia semanal en el Vaticano para corregir la polémica levantada por el discurso que pronunció el 13 de mayo en Aparecida (Brasil) ante los obispos latinoamericanos.

El recuerdo del «pasado glorioso» de la Iglesia Católica en América Latina «no puede ignorar las sombras que acompañaron la obra de evangelización del continente», declaró este miércoles.

«No es posible olvidar los sufrimientos e injusticias infringidos por los colonizadores a las poblaciones indí­genas, cuyos derechos humanos fundamentales fueron pisoteados a menudo», añadió.

En Aparecida, Benedicto XVI afirmó que «el anuncio de Jesús y de su Evangelio no conllevó en ningún momento una alienación de las culturas precolombinas y no impuso una cultura extranjera», guardando silencio respecto a las matanzas que acompañaron esa evangelización.

Representantes de las comunidades amerindias y responsables religiosos expresaron su desacuerdo sobre la visión histórica dada por el Pontí­fice.

«La evangelización fue una imposición ambigua, violenta, un choque de culturas, que causó un prejuicio total a los indios», recordó la teóloga católica Cecilia Domevi.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, exigió al Papa que pidiera perdón a los indios de América por haber negado «el holocausto aborigen».

Este miércoles Benedicto XVI reconoció que esos «crí­menes injustificados» fueron «condenados en su época por misioneros como Bartolomé de Las Casas y teólogos como Francisco de Vitoria» y que, en todo caso, no deben hacer olvidar «la obra maravillosa llevada a cabo por la gracia divina entre sus poblaciones a lo largo de los siglos».

Las palabras del Pontí­fice fueron interpretadas por los expertos en temas vaticanos como una especie de redención para la Iglesia Católica en esos «crí­menes» cometidos por «los colonizadores».

El 13 de octubre de 1992, en Santo Domingo, su antecesor, Juan Pablo II pidió a los descendientes de las poblaciones amerindias que perdonasen a los conquistadores españoles.

A su vuelta al Vaticano, el Papa Wojtyla calificó su viaje de «acto de expiación por todo lo que estuvo marcado por el pecado, la injusticia y la violencia» en la época de la evangelización de América.

Al contrario que Juan Pablo II, el Papa alemán Benedicto XVI «es notablemente insensible al efecto que sus palabras pueden tener sobre quienes no pertenecen a su esfera intelectual y cultural», declaró el vaticanista estadounidense John Allen del diario National Catholic Reporter en el sitio internet de esa publicación.

En septiembre de 2006, en Ratisbona, el discurso del Papa sobre las relaciones entre la fe y la razón provocó una oleada de indignación en el mundo musulmán por el presunto nexo que implicaba entre Islam y violencia.

Benedicto XVI se defendió de esas crí­ticas e hizo públicas algunas precisiones, pero no se excusó por las mismas.

En mayo de 2006, durante su visita al campo de exterminación nazi de Auschwitz, el Papa Benedicto XVI añadió en el último momento a su discurso la palabra «shoah» por consejo de sus colaboradores y habló de seis millones de ví­ctimas polacas, sin precisar que la mitad fueron judí­os.

Nuevamente volvió a intentar arreglar las cosas cuando volvió al Vaticano hablando de «unos seis millones de judí­os» exterminados en los campos de concentración nazis.

Teologí­a de la Liberación

Teólogos y especialistas latinoamericanos, reunidos en Brasil, pidieron a los obispos de América Latina y el Caribe más «Teologí­a de la Liberación», compromiso con los pobres y reforma de la «estructura piramidal rí­gida» de la Iglesia.

Unos 250 teólogos, sociólogos y especialistas de toda la región participaron del Seminario Latinoamericano de Teologí­a, organizado por el Consejo Nacional del Laicado de Brasil.

El seminario se celebró el fin de semana en Pindamonhangaba (Sao Paulo), a pocos kilómetros de Aparecida, donde sigue reunida la V Conferencia Episcopal de América Latina y el Caribe, inaugurada por el Papa Benedicto XVI, y a la cual dirigieron una carta de conclusiones.