El Papa pide decisión frente a la pederastia


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El primer tema abordado por el papa Francisco con el Presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe fue el de los abusos sexuales cometidos por religiosos y demandó que la Iglesia actúe con decisión para erradicar ese comportamiento anómalo. Ya Benedicto XVI había planteado la política de cero tolerancia, pero el hecho de que el nuevo Pontífice haga de ese tema el primero que aborda con la Congregación que fue el “Santo Oficio”, evidencia la importancia que le da para “la Iglesia y su credibilidad”, según sus palabras.

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt


Durante años la postura de la Iglesia fue de negación y culparon a los medios de prensa de llevar a cabo una campaña en su contra. El Cardenal hondureño, Óscar Rodríguez Madariaga, dijo alguna vez que los escándalos de abuso sexual eran resultado de una extrema exageración de los medios que se propusieron perseguir a la Iglesia por su firme posición sobre temas como el aborto, la eutanasia, la anticoncepción y la pena de muerte; dijo que parte de esa campaña era efectuada por Ted Turner, fundador de CNN, quien era abiertamente anticatólico, “por no mencionar a periódicos como el New York Times, el Washington Post y el Boston Globe”, protagonistas de la, para él, tendenciosa campaña.
 
 El mismo papa Benedicto XVI dijo alguna vez que la mejor prueba de que era una campaña contra la Iglesia está en el hecho de que los casos de abusos clericales no son mayores a los que cometen quienes tienen otras ocupaciones, pero que ninguno tiene tanta difusión como los que se achacan a los curas. No dijo nada, sin embargo, de la enorme influencia moral que permite a los sacerdotes mayor acceso a niños inocentes que los ven como representantes de la misma Divinidad.
 
 Los mismos argumentos de Madariaga los escuché yo aquí de un Obispo de los más ilustrados de nuestra Conferencia Episcopal, convencido de que todo era un montaje de la prensa contra la Iglesia. Nunca hubo una respuesta institucional siquiera compasiva con las víctimas de abusos sexuales y más bien eran tratados como personas que andaban viendo cómo le sacaban pisto a las ricas diócesis en donde la jerarquía se encargó de proteger a los sacerdotes implicados en casos de abuso sexual.
 
 Yo coincido en que no es un problema general de la Iglesia porque hay estudios que en Estados Unidos demuestran que los sacerdotes pedófilos son alrededor del 5% del total de curas en ese país. Pero creo que el Papa tiene absoluta razón cuando dice que hace añicos la credibilidad de la Iglesia la actitud de tolerancia y protección que se mantuvo durante tantos años en casos específicos como el del mexicano Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo e íntimo amigo del papa Juan Pablo II, quien gozó de absoluta protección hasta que su caso se volvió tan escandaloso que fue indefendible. Y precisamente el daño a la credibilidad de la Iglesia no es resultado de las noticias sobre abusos sexuales, sino de la actitud que por años mantuvo la curia vaticana y la jerarquía en muchos países, para negar y negar no sólo responsabilidad, sino que hasta la misma existencia de tales casos.
 
 La política actual del Papa implica que no habrá más ese jueguito de andar trasladando de una parroquia a otra a los abusadores para que siguieran haciendo tropelías con niños inocentes. Un jueguito que gozó del aval de los más altos niveles de la curia porque estaban aferrados a la tesis de que todo era una campaña diabólica para destruir a la Iglesia. Por enésima vez, se puso atención en el mensajero y no en el mensaje. El problema no era la noticia, sino eran los actos indecentes de hombres consagrados a Dios.