El paí­s del olvido eterno


Tengo la certeza de que toda la historia de maldad que nos han dejado desde hace muchos siglos las personas que han ostentado el poder, siempre van a descansar a la tumba del olvido y la indiferencia. Guatemala es un paí­s bello, lo malo está en las entrañas y el corazón carcomido de maldad de la minorí­a de sus habitantes.

Héctor Luna Troccoli

Nos quejamos a diario, escribimos, denunciamos, gritamos, nos enojamos e irritamos contra toda esta secuela histórica de maldad pero después la olvidamos, somos en efecto, el paí­s del olvido eterno en la gran mayorí­a de casos, aunque para otros lanzamos estigmas que nos acompañarán en lo que nos quede de vida. Precisamente, así­ es la vida en este paí­s tan especial en donde tenemos gran capacidad para olvidarnos de corruptos, de asesinos, de narcotraficantes, de ladrones, estafadores, y cuanta mala calaña exista, para darle más valor a las cosas absurdas e insustanciales que a diario acontecen. Nos duele menos la muerte de un guatemalteco que la pérdida de nuestro equipo de futbol favorito. Somos una mezcla rara de un barro moldeado a través de los siglos por la indiferencia hacia el dolor de los demás y la rapiña consuetudinaria que los que tienen el poder ejercen con absoluta libertad y cinismo.

Llamarada de tusas. Así­ mero nos dijeron nuestros ancestros y lo dijeron con la sabidurí­a de los años pasados.

Vea en la calle y salúdelos con entusiasmo, lánceles una ovación porque son paradigmas de las fachadas de la honestidad más grande.

Aplauda a Fritz Garcí­a Gallont por las concesiones del Registro Civil y del correo cuando fue Ministro; láncele vivas a ílvaro Arzú por esos fideicomisos misteriosos y las privatizaciones de la energí­a eléctrica y la telefoní­a; ovaciones a la cuñada del presidente y su hija de 22 años por los actos anómalos que denunció elPeriódico; ensalce a los tribunales de justicia porque Byron Barrientos salió libre por «buena conducta», aunque no se sepa el destino de 90 millones de quetzales que se esfumaron de su despacho; brinde con un tequila por Serrano y Portillo y por los negocios oscuros que señala a diario y constantemente la prensa nacional de este juvenil y recién nacido gobierno, que parece querer batir el récord de «gobierno más nefasto» de la historia, que ílvaro Colom le endilgó a sus antecesores; voltee siempre la cabeza cuando observe los muertos que por violencia se dan todos los dí­as y que se han convertido en el punto de morbosa curiosidad de niños y adultos, como que si la vida y la muerte violenta fueran hermanas de una patria que ya se ha desangrado más que suficiente….

Los ladrones, los mareros, los corruptos, los ladrones de guante blanco, los señorones del crimen organizado, el empleado de aduanas o el policí­a que tratan de morder como perros rabiosos, los funcionarios que buscan puestos para acrecentar sus fortunas y las de sus amigos… Todos ellos son parte del folclor nacional y hoy podrán ser noticia pero mañana ya nos olvidamos de ello.

Sea como el presidente Colom ¡Admí­relo!, da gusto cómo defiende a sus parientes polí­ticos y echa al Fiscal General porque le dijo que esos casos los tenia que investigar el Ministerio Público. Eso fue el acabose para Florido. ¿Cómo se atreve a meterse con la familia real? Joda a los pequeños, a los gatos, para eso estará firme el nuevo fiscal y Su Muni, también siga adelante tratando de dañar a los que la critican o critican a su Rey, que a Dios gracias tiene su íngel… guardián. Sí­ somos el paí­s del olvido eterno y de la excelencia en la condición humana de una minorí­a que nos aplasta con el poder, el dinero o la violencia. Mientras esto pasa, hágame el favor de observar la belleza de Antigua, de Atitlán, de Tikal, de su ciudad, de los volcanes, de toda nuestra naturaleza -pero sin gente-.