En el mundo de los metales preciosos, la plata está generalmente considerada como «el oro del pobre», pero podría ganar prestigio gracias a nuevas salidas en la sanidad, el medio ambiente y la energía, según los especialistas.
«La plata nunca se consideró realmente una inversión al mismo nivel que el oro, y está tradicionalmente considerada como «el oro del pobre»», recordó el martes Jessica Cross, dirigente de la empresa Virtual Metals, durante la décima conferencia anual del London Bullion Market, el mercado londinense de los metales preciosos, que se lleva a cabo en Edimburgo (Escocia).
Esta maldición de la plata está ligada a su proceso de extracción, como explicó Roque Benavides, director de la compañía minera peruana Buenaventura.
La plata constituye, a menudo, un subproducto que se extrae al mismo tiempo que otras materias primas más o menos nobles como el oro, el cobre, el zinc o el plomo. Benavides destacó que «la mayor mina de oro de Sudamérica, Yanacocha, produce así más onzas de plata que de oro».
Como es al mismo tiempo mucho más abundante que el oro, su valor está condenado a ser una fracción del valor del metal amarillo. Y su cotización sigue permanentemente a la del oro, como se pudo comprobar en el último año.
Tras un récord histórico establecido el 17 de marzo de 2008 con 21,35 dólares la onza, la plata cayó con la crisis a un mínimo de 9,06 dólares hace casi exactamente un año, el 28 de octubre de 2008.
Desde entonces, subió en la estela del oro, pero mientras éste alcanzó nuevas cimas, el metal gris lleva semanas estancado en entre 16 y 18 dólares.
Sin embargo, la plata espera poder tomarse su revancha. Cuando algunos pensaban que su uso industrial estaba condenado por el mercado de las películas fotográficas, que prácticamente desapareció víctima del desarrollo de las tecnologías digitales, la demanda de plata podría reforzarse en los próximos años gracias a la aparición de nuevas aplicaciones.
«Las preocupaciones y miedos que sacuden el mundo siguen el juego de la plata», desde el aumento de la obesidad en Occidente hasta la seguridad, pasando por la energía y el medio ambiente, afirmó Jessica Cross.
Así, la plata se utiliza ahora en las etiquetas de identificación por radiofrecuencia (RFID) o en los paneles solares. Está llamada a remplazar al arsénico en el tratamiento de la madera, y también es buscada en medicina como bactericida.
«Sus cualidades son muy útiles para ayudar a curar las lesiones de piel» que se desarrollan de manera exponencial con el desarrollo de los casos de obesidad severa», explica Cross.
Sin olvidar ámbitos como el textil, donde la plata ayuda a combatir los malos olores al limitar la proliferación de bacterias, la higiene alimentaria o la purificación del agua, por citar sólo algunos.
Más aún, estas nuevas aplicaciones, contrariamente a los usos tradicionales como la fotografía o la joyería, no permitirían un reciclaje a gran escala de las reservas de plata utilizadas, lo cual mantendría los precios.
Sin embargo, James Steel, analista de HSBC, se declaró prudente en cuanto a las perspectivas del mercado a corto plazo debido a la influencia considerable de los especuladores en los precios, a través de los ETF (fondos cotizados). Según él, «la plata caerá bajo los 15 dólares la onza antes de fin de año, pero no volverá a hundirse por debajo de los 10 dólares».