El odio encarnado contra Harry Potter


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Este es el rostro de la maldad: Mirada helada de azul intenso, semblante amedrentador, las facciones cinceladas de Lucius Malfoy, el mago supremacista que detesta los «muggles» y es el enemigo implacable de Harry Potter.

Por JILL LAWLESS
LONDRES / Agencia AP

En el papel de Malfoy, el actor Jason Isaacs, de 48 años, personificó el vitriolo que destila su personaje y aterrorizó a millones de espectadores en el 2002 con su Harry Potter y la cámara secreta en 2002. Por ello, sorprende —aunque no deberí­a ser así­ â€”escuchar al actor británico abjurar de la maldad.

No existe semejante cosa, asegura. Incluso el archivillano Lord Voldemort no es un ser perverso sino descarriado.

«Nadie es malo siempre», según Isaacs, vestido con jeans, camisa deportiva y sin parecido alguno con Lucius. «Voldemort considera al mundo como deberí­a ser, según él, e intenta hacerlo de esa forma».

Isaacs vuelve por sexta y última vez en su papel de brujo vestido de negro y cabello rubio platino en Harry Potter y las reliquias de la muerte: 2da Parte, la última pelí­cula de la saga mágica, que será estrenada el jueves en Londres y la próxima semana llegará a todas las pantallas comerciales del mundo.

En film reúne a Isaacs con Helen McCrory, de 42 años, como su esposa Narcissa Malfoy y Tom Felton, de 23 años, como su hijo Draco, compañero de clase de Harry y rival empedernido en la Escuela Hogwarts de Brujerí­a y Magia.

Los Malfoy son la quintaesencia del mundo mágico de J.K. Rowling. Aliados incondicionales de Voldemort, mantienen lo que consideran ser la pureza de la magia y el linaje mágico ante la influencia de los meros mortales, los Muggles.

Según Isaacs, Lucius habla «el idioma de la separación, el lenguaje del racismo, de la eugenesia».

«No hay que buscar mucho en Europa estos dí­as para descubrir polí­ticos que en la actualidad defienden esos programas y cuenta con muchos seguidores y votos», indicó. «Y tampoco hay que esmerarse mucho para ello en Estados Unidos».

Las complicaciones de la vida real han ayudado a que los libros de Rowling sean un éxito editorial, con 450 millones de ejemplares vendidos.