«El obispo que rompió el silencio» de Margarita Carrera


Para Guatemala Monseñor Gerardi no ha muerto, vive en nuestras mentes, en nuestros corazones, en su denuncia que está cincelada en la historia de nuestro paí­s. Este año 2009, Italia se unió a Guatemala para conmemorar los once años de la muerte del mártir de la verdad y de la paz con la presentación del libro «Juan Gerardi, Il vescovo che ruppe il silencio», traducción al italiano de En la mirilla del jaguar, biografí­a novelada de Monseñor Gerardi, obra de la notable humanista y académica guatemalteca Margarita Carrera.

Grecia Aguilera

El Instituto Italiano de Cultura de Guatemala fue la sede para este gran acontecimiento realizado el martes 21 de abril de 2009. El libro fue exaltado por la doctora Lucrecia Méndez de Penedo y el hermano Santiago Otero, acompañados en la mesa principal por la directora del instituto, doctora Erica Berra y el licenciado Nery Rodenas de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala. Lucrecia Méndez de Penedo en su discurso titulado «La poeta y el obispo», combina perfectamente sus propios comentarios de En la mirilla del jaguar con la poesí­a de Margarita Carrera: «Una poeta lí­rica y librepensadora que escribe una novela sobre la vida y el asesinato de un obispo parecerí­a una extravagancia surrealista o un caso del famoso realismo mágico local.

Pero si uno conoce la tragedia de la guerra civil guatemalteca, la profundidad existencial del discurso de Margarita Carrera y, por otra parte, el heroí­smo cotidiano de Monseñor Gerardi, no deberí­a asombrar esa conjunción en la biografí­a novelada, En la mirilla del jaguar que hoy se presenta traducida al italiano como «Il vescovo che ruppe il silenzio» (El obispo que rompió el silencio). Es el encuentro de dos humanismos. Margarita Carrera nunca ha sabido guardar silencio ante la injusticia. Desde su poesí­a temprana, denuncia el horror y hace propio el dolor ajeno.

Basta hojear «Poemas de sangre y alba» breves y transparentes composiciones poéticas: Se quedó allí­/ en el asfalto/ sobre un charco de sangre/ Solitario en su grito,/ sin un dios en la palma de la mano./ Aun está allí­/ yerto/ con su grito apagado/ y los ojos al cielo/ desmesurados/ dentro de mi alma…» Más adelante anota: «Margarita pertenece a aquellos intelectuales y artistas que siguen pensando que el silencio es complicidad. La rebeldí­a y la libertad son las dos caras de su palabra, y asume el precio de tirarla al ruedo. Profesa, a pesar de todo, que la utopí­a todaví­a es posible, que debe ser posible. En esta novela diseña y fija la figura y la trayectoria de Monseñor Gerardi, como modelo de coherencia entre discurso y acción. Pero no es un retrato por encargo, de esos previsiblemente favorecedores, estéticamente correctos, pero insí­pidos. Por el contrario, ella sabe imprimirle los claroscuros que le dan una dimensión humana…»

Para finalizar, Lucrecia agrega: «Margarita Carrera hace revivir la vida y legado del obispo con esta biografí­a novelada, sin caer en la tentación de convertirla en una hagiografí­a, porque su vida y martirio están narrados en términos humanos…» La obra fue entregada a Margarita Carrera por el Embajador de Italia en Guatemala, doctor Mainardo Benardelli de Leitenburg, diplomático de elevada sensibilidad, quien se sintió conmovido y muy emocionado al depositar en manos de Margarita el preciado volumen, el cual se ha convertido en libro de texto para los cursos avanzados del idioma italiano, impartidos por Eleonora Meneghetti de Muñoz, catedrática erudita y directora de la Sociedad Dante Alighieri, Comité de Guatemala. Monseñor Gerardi me ha recordado la siguiente sentencia: «Al hombre recto y firme en sus propósitos aunque el mundo resquebrajado caiga lo encontrarán impávido las ruinas».