El nuevo Superintendente


Eugenio_Fernandez

Es muy probable que la semana entrante el ministro de Finanzas, Pavel Centeno, mande al Presidente un listado con tres candidatos para Superintendente de Administración Tributaria. Se han barajado varios nombres, muy parecidos a la primera terna que se envió el año pasado. Terna que fue desechada, según algunos chismes por la Vicepresidenta.

Eugenio R. Fernández
picandopiedragt@gmail.com


Creo que el nuevo Superintendente debería ser alguien de carrera, que esté o hubiera estado antes en la SAT o de carrera del  Ministerio de Finanzas. La SAT debería ser un ente realmente autónomo, técnico y con vocación de servicio al contribuyente.   En Guatemala uno de los problemas primarios y fundamentales es la carencia de una verdadera carrera de servicio civil.

Se invierte poco en capacitación de los funcionarios públicos y estos tienen mucha rotación, típicamente cada cuatro años. En lugares claves como la SAT, este ciclo, tiene repercusiones profundas.  Al no existir una mística de trabajo, una preparación profesional adecuada, con la experiencia necesaria para agarrar las riendas de una institución como la SAT; resulta desastroso darle la dirección de esta, a una persona que a pesar de ser inteligente, no cuenta con la preparación y experiencia necesaria para dirigirla, como sucedió recientemente.

Según el propio portal de la SAT el “objetivo general del proyecto consistió en crear, diseñar y poner en funcionamiento una institución autónoma y descentralizada, moderna, eficiente y eficaz, que se hiciera cargo de la administración tributaria y aduanera, y que fuera capaz de incrementar los ingresos tributarios en forma sostenida, honesta y transparente.”

Hoy tenemos una SAT que se cree intocable y está actuando con toda la intención del caso  para intimidar al ciudadano. En mi juventud le teníamos pavor a los jeeps que utilizaba la G2.  Hoy el guatemalteco le teme a la SAT como le temía en su momento a la G2.   Ellos actúan sabiendo que es más fácil exprimir al ciudadano que tributa y lo aterroriza acosándolo, hasta extorsionándolo para que pague por errores, omisiones y por simple miedo con el fin de llegar a la meta. Ellos han descubierto que es más fácil hacer esto que perseguir a los delincuentes que no pagan sus impuestos, además de ser menos peligros.

Cuántas veces me ha tocado explicarle a un tributario que no es necesario pagar el ajuste, que el dicho ajuste carece de fundamentos legales, que se puede pelear por la vía administrativa y judicial si es necesario.  En muchas ocasiones escucho, “prefiero evitar problemas, mejor pago, si no van a seguir fregando”.

El nuevo Superintendente tiene que ser como una bisagra entre Pavel y la iniciativa privada.   Indiscutible el enfado del CACIF con el ministro.   Sé que muchas veces la iniciativa privada organizada quiere mandar en esos temas, el problema es que la reforma tributaria tiene sus problemas sustanciales, que afectan a todos, no solo al CACIF,  por lo que no sería malo tener un Superintendente que pueda ser un intermediario entre ambos.  Además que promueva la cultura de servicio al cliente adentro de la SAT. Que las colas no salgan a la calle y que perdamos todo un día tramitando en la SAT,  una tarjeta de circulación o la inscripción de un número de NIT.  Es incoherente que un deudor quiera pagarle a su proveedor y este se haga el difícil y le trate con tanto desprecio.

Por último, es necesario que  el nuevo Superintendente y sus Intendentes sepan que de las primeras cosas que va a recibir es un requerimiento del Ministerio Público promovido por el Querellante Adhesivo –la Asociación Pro Derecho del Contribuyente–  del caso del Aeropuerto para que respondan y den la información solicitada. Que el negarse a proporcionar la información requerida los llevará a formar parte de los exfuncionarios y funcionarios denunciados, que ya cuentan con expediente en el Fiscalía de Delitos Administrativos.   Este problema no va a desaparecer. GUATEMALA VALE LA PENA.