Se han cumplido 40 años del advenimiento de la red a nivel mundial de intercomunicación, la Internet. El esfuerzo militar de los estadounidenses de conectar a más de dos computadoras ahora es un hecho colectivo. La red reporta un significativo número de «internautas». Aspecto inconcebible para el común de los mortales hace apenas 15 años. Y en este año se cumplen 40. La «red» posibilita nuevas reglas del orden mundial. Pero la tentación absolutista en el manejo de las colectividades, en el manejo de masas, también se ha visto reforzada, reorientada.
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La información fehaciente y el «montón» de basura, circulan por la red a su sabor y antojo. Internet es una ventana de información, pero también es una «entrada» a cualquier tipo de inducción. En el plano personal Internet también es una opción para garantizar una sólida consolidación del más profundo egoísmo individualista que predomina en todo ser humano.
Una reafirmación del desarrollo del individualismo lo constituye el hecho que cuanta más opción exista de estar comunicados, más dependientes somos de nuestras habilidades individuales, pero con el agregado que éstas requieren ser actualizadas vertiginosa y constantemente. Con ello, se acentúan nuestras peculiaridades. Se acentúa el individualismo y se consolida el egoísmo. ¡Una gran paradoja del mundo globalizado! Eres «alguien» en la medida que eres parte del colectivo invisible del mundo universalizado de la red.
Pero volvamos al material informativo circulante. Los «buscadores» esos grandes «facilitadores» para localizar lo que se necesita en cuestión de segundos, también son «direccionadores» de lo que podamos encontrar o no. De hecho determinan que es lo que «existe» en la red. Si ellos no lo localizan, sencillamente «no existe». Y esto nos hace vulnerables en extremo, pues lo que se «filtra» y llega a nuestros ordenadores es parte de una selección que se efectúa bajo criterios que las mayorías, las masas de «internautas» desconocemos.
Otro ejemplo de esta manipulación de la información lo constituye la enciclopedia virtual, la Wikipedia. Las afirmaciones ahí contenidas se han constituido de en verdades absolutistas, con ello la tentación del manejo de datos, hechos, cifras y otros aspectos de todo tipo es más que elocuente. «El Gran Hermano» descrito en la novela 1984 de George Orwell, haciendo los ajustes y adaptaciones, estaría personificado por la propia «red».
Lo que hablamos en el celular, las transacciones que efectuamos con una tarjeta de crédito o de débito, es decir, nuestras charlas personales y nuestras preferencias quedan registradas en una enorme base de datos que puede ser manipulada en procura de todo tipo de aviesos propósitos. La conducción de las colectividades, los movimientos de masas, son relativamente de fácil manipulación.
Estamos pues, frente a las posibilidades de expansión del conocimiento de mayor amplitud para divulgar las nociones humanitarias más extensas, pero también sumidos en las limitaciones impuestas por voluntades que manejan el flujo de información, el tipo de datos y la «calidad» de éstos. Es, de hecho un nuevo orden mundial que queda en manos, como siempre de aquellos cuyo manejo del poder les posibilita continuar las manipulaciones a su sabor y antojo.
Pero como en toda «ventana», también existe la posibilidad de lanzar y propalar conceptos que en efecto contribuyan a modificar el actual estado de cosas. Entonces, también en este nuevo orden mundial, hay un atisbo para cambiar y hacer más humano nuestro entorno y garantizar con ello un futuro menos injusto.