El Nuevo Cine Guatemalteco II


Por Elí­as Jiménez

«Cansados de ver tantas pelí­culas basura en los cines capitalinos, es una excelente noticia que el Festival ICARO a la creación audiovisual, regrese este año mejorado y aumentado». Este era el párrafo inicial del artí­culo cultural de elPeriódico, el 25 de agosto de 1999. Y es que el festival con tan solo una edición anterior, despegaba cual ICARO acercándose al Sol pero a diferencia de su antecesor, volaba al horizonte.


En 1998 la única sede habí­a sido la Universidad Rafael Landí­var y ahora se sumaban la Universidad de San Carlos de Guatemala y la Mariano Gálvez, el Centro Cultural La Cúpula y el Instituto de Cultura Hispánica en ciudad de Guatemala. En La Antigua, el cine La Sin Ventura, Casa Kojon, el Museo de Arte Colonial, el Convento de Santa Clara, el Colegio Santo Tomás, la Alianza Francesa, la Cooperación Española y El Sitio abrí­an sus puertas, atendiendo el grito de auxilio de los más de 300 realizadores que habí­an inscrito sus obras al festival. De una sola sede, el segundo festival contaba ahora con 13 sedes, en dos ciudades.

La ventada se abrió y haciendo suyo el espacio, los realizadores invadí­an las 13 pantallas de las que disponí­an con propuestas tan variadas como los géneros en competencia. La calidad aumentaba considerablemente, se destacó el trabajo del colectivo Comunicarte que ganaban por segunda vez el premio a mejor documental Morir para Ganar la Vida, la Masacre en Panzós, documental que ganarí­a ese mismo año en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en La Habana, Cuba.

Ana Carlos se imponí­a también en el área comercial y Aló que tal América en el área de reportaje televisivo. La competencia entre los alumnos de comunicación de las distintas universidades llevarí­a un par de años después, a eliminar la categorí­a de no profesional.

Tener acceso a otras narrativas, sobre todo fuera del hegemónico Hollywood, permití­a también en ese año conocer historias más comunes a nuestras realidades. La muestra del Nuevo Cine Latinoamericano nos permitió conocer, a través de sus obras, a directores como el colombiano Ví­ctor Gaviria, los cubanos Tomás Gutiérrez Alea y Humberto Solás, al mexicano Arturo Ripstein y al peruano Francisco Lombardi. Se invitaba a participar a los jóvenes realizadores centroamericanos en una muestra especial y obedeciendo al pedido de los jóvenes guatemaltecos se presentaba la primera muestra de video electrónico.

Soplaban vientos mejores, corrí­a el sur, y nos preparábamos como público, a recibir los largometrajes guatemaltecos que vendrí­an un par de años después. Un dato importante, la inauguración y la clausura fueron en la Antigua, con las fiestas que se convertirí­a en tradición cada noviembre, en la luna llena, cuando llega el ICARO.

Dicen mis hijos, que parezco abuelo, escribiendo mis memorias, pero cómo no recordar una década en donde hemos pasado de no tener cine, a producir una pelí­cula al año, en este paí­s en donde está todo por contar y recordar.

Estoy en desacuerdo con quienes dicen que la actuación de Johny Depp en los Piratas del Caribe 3 es la mejor de su carrera.