EL NOMBRE DE LOS MESES


Conjetúrase que Rómulo, primer rey de Roma, creó el primer calendario romano, en el año 738 antes de la Era Cristiana. Era un calendario lunar. Tení­a 304 dí­as, y se dividí­a en 10 meses. La palabra mes deriva de la palabra latina mensis (que a su vez derivaba de la palabra latina metiri, uno de cuyos significados era medir).

Luis Enrique Pérez

Los cuatro primeros meses eran denominados Martius (o Marzo), mes de Marte, dios de la agricultura y de la guerra, y primer mes del año; Aprilis (o Abril), mes de Afrodita, diosa del amor; Maius (o Mayo), mes de Maia, diosa de la fecundidad agrí­cola (madre de Mercurio e hija de Altas); y Junius (o Junio), mes de Juno, diosa de la procreación y la fertilidad. Los seis meses restantes eran denominados Quintilis (o mes quinto); Sextilis (o mes sexto); Septem (o mes séptimo); Octo (o mes octavo); Novem (o mes noveno); y Decem (o mes décimo).

El segundo rey romano, Numa Pompilius, agregó dos meses, que sumaban 50 dí­as. El año tení­a ahora 354 dí­as. Los nuevos meses eran Januarius (o Enero), mes del dios de todo comienzo, que serí­a el primero del año; y Februarius (o Febrero), mes de Februalia, o festival de la purificación, que serí­a el último. Empero, a partir del año 452 antes de la Era Cristiana, serí­a el segundo. Noviembre ya no serí­a el mes noveno, sino el décimo primero; ni diciembre serí­a el mes décimo, sino el décimo segundo.

Empero, los antiguos romanos eludí­an los números pares porque eran portadores de maleficios provocados por dioses infernales; y entonces le agregaron un dí­a al año de 354 dí­as, para que fuera un número impar. El calendario tení­a ahora 355 dí­as. También para eludir los números pares, originalmente todos los meses tení­an un número impar de dí­as, excepto Febrero, que tení­a 28 dí­as. Febrero podí­a tener un número par de dí­as, precisamente porque era el mes en que se celebraba Februalia, el festival purificador, propicio para evitar el efecto maléfico de los números pares. Posteriormente, exceptuado Febrero (y extinguida la creencia sobre el efecto maléfico de los números pares), los meses tendrí­an 30 ó 31 dí­as. Marzo, Mayo, Julio y Octubre, tendrí­an, cada uno, 31 dí­as. Enero, Abril, Junio, Agosto, Septiembre, Noviembre y Diciembre tendrí­an, cada uno, 29 dí­as.

Es el caso que un año de 355 dí­as era menor que el año solar. La diferencia equivalí­a a 10 dí­as y seis horas. Esa diferencia, acumulada durante varios años, impedí­a que hubiera correspondencia entre calendario y estaciones del año. Con el fin de que hubiera correspondencia se intercalaba, cada dos años, un nuevo mes, denominado Intercalaris. Con el mes intercalado, en un perí­odo de cuatro años el año tení­a un número promedio de 366 dí­as y seis horas.

Quizá a causa de una interpretación errónea, o de la negligencia o del fraude en la intercalación, persistí­a la incorrespondencia entre calendario romano y estaciones del año. Entonces, en el año 46 antes de la Era Cristiana, Julio César decretó una reforma del calendario. El nuevo calendario se denominó juliano. El año lunar fue sustituido por el año solar, o año tropical, de 365 dí­as y seis horas. En el año 44 antes de la Era Cristiana, el senado romano ordenó que el mes Quintilis fuera denominado Julio. En el año 8 antes de esa misma era, Augusto le denominó Augusto (o Agosto) al mes Sextilis. Y así­ se consumó el nombre actual de los meses.

Post scriptum. El emperador Claudio le denominó Claudius al mes de Mayo; y el emperador Nerón le denominó Neronius al mes de Abril. Ambas denominaciones fueron efí­meras.