El Premio Nobel de Literatura será concedido este jueves a una mujer, poeta, africana… o no: como todos los años, el misterio en torno a la persona galardonada es total en Estocolmo y todo vale para elaborar un retrato robot hipotético del ganador y deducir su identidad.
Podría ser el uruguayo Eduardo Galeano, que ha ganado el Stig-Dagerman 2010, como Le Clézio y Elfriede Jelinek el mismo año que fueron galardonados con el Nobel, respectivamente 2008 y 2004.
O bien el paraguayo Néstor Amarilla, favorito en el mundillo de las apuestas, o si no el peruano Mario Vargas Llosa, sempiterno candidato.
Por ahora prevalecen las deducciones de la lectura de la historia de los premios: Europa es el continente más recompensado, las mujeres están abandonadas, la poesía no está bastante representada, la Academia sueca siente debilidad por las obras políticas…
De acuerdo con algunos analistas, la ganadora debería ser la argelina Assia Djebar, favorita todos los años. Sin embargo, la autora del «Cuarteto argelino» escribe en francés y el Nobel de Literatura ya fue otorgado a un francés, Jean-Marie Gustave Le Clézio, en 2008.
Buscando indicios de orden más subjetivo entre los profesionales del libro en Suecia, este año el Salón del Libro de Gotemburgo, en septiembre pasado, estaba consagrado al continente africano.
Invitados del salón, el somalí Nuruddin Farah o el keniano Ngugi wa Thiong»o podrían llevarse el premio, asegura la directora de comunicación de este salón que los miembros de la Academia visitan todos los años.
La editorial Albert Bonniers apuesta por una nueva sorpresa rotunda después de la inesperada rumana de lengua alemana Herta Mí¼ller en 2009.
Otros elementos subjetivos más o menos sólidos se mencionan en los medios de comunicación o en internet, Galeano y su premio Stig-Dagerman o el escritor checheno de lengua rusa Kant Ibraguimov, citado por la emisora La Voz de Rusia.
También se pueden retener argumentos emocionales: «trece años sin poesía», exclama el poeta Bjí¶rn Haakansson en el diario Svenska Dagbladet.
No se pueden descartar los «usual suspects», esos nombres que se repiten todos los años: Vargas Llosa, poetas como el sirio Adonis, el coreano Ko Un o el sueco Tomas Transtrí¶mer, los novelistas norteamericanos Philip Roth, Cormac McCarthy y Joyce Carol Oates, las canadienses Margaret Atwood y Alice Munro, el israelí Amos Oz.
Entre los que apuestan dinero, Amarilla era el claro favorito anoche en Unibet. En cambio, Transtrí¶mer era el que menos pesaba en Ladbrokes.
El Comité Nobel noruego, que en 2009 sorprendió otorgando el Premio Nobel de la Paz al presidente norteamericano Barack Obama, podría asombrar nuevamente al mundo galardonando este año a un disidente chino el 8 de octubre, lo que indignaría a Pekín, pronosticaron algunos analistas.
La temporada Nobel comienza el lunes en Estocolmo con la atribución del Premio de Medicina.
Le seguirán los galardones de Física, Química, Literatura y Economía. Pero el más esperado es el de la Paz, que será atribuido el viernes en Oslo.
«Si el Comité Nobel es valiente, y yo creo que lo será, debería recompensar al opositor chino Liu Xiaobo», sostuvo un historiador especialista en el Nobel, Asle Sveen.
«Hace ya mucho tiempo que se habla de disidentes chinos para ese premio», agregó.
Una elección semejante indignaría al régimen chino.
Según el influyente secretario del Comité Nobel, Geir Lundestad, China ya advirtió que la atribución de ese premio a un disidente constituiría un «gesto hostil» que podría afectar las relaciones entre China y Noruega.
Liu Xiaobo, 54 años, fue condenado el día de Navidad de 2009 a 11 años de cárcel por «subversión del poder del Estado» después de haber sido uno de los autores de la «Carta 08», un texto que pide una China democrática.
De acuerdo con el sitio de apuestas en línea Paddypower.com, el disidente encarcelado parte con ventaja (6 a 1).
En estas apuestas supera al primer ministro de Zimbabue Morgan Tsvangirai, a la organización no gubernamental rusa Memorial y su cofundadora Svetlana Gannuchkina, y a la ex Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la irlandesa Mary Robinson (todos 8 a 1).
«Liu sería una elección popular en Occidente, que tendría el mérito de hacer olvidar el hecho de que Obama no cumplió con las expectativas», explicó Asle Sveen.
Ante la sorpresa general, el presidente de Estados Unidos obtuvo el premio el año pasado, menos de nueve meses después de haber asumido el cargo y mientras estaba empantanado en dos guerras, las de Irak y Afganistán.
Este año, los cinco miembros del comité tienen que hacer frente a un récord de 237 candidaturas. La lista es mantenida secreta, exceptuando los nombres difundidos públicamente por sus «padrinos».
De acuerdo con el director del Instituto de Investigación sobre la Paz de Oslo (Prio), Kristian Berg Harpviken, el comité probablemente elegirá a un galardonado «algo más tradicional que el del año pasado».
Harpviken prefiere a la militante afgana defensora de los derechos humanos Sima Samar, a la radio Democratic Voice of Burma, con sede en Oslo, o al Tribunal Especial para Sierra Leona.
Entre los otros «candidatos» figuran los «padres» de internet –los norteamericanos Larry Roberts y Vint Cerf, y el británico Tim Berners-Lee–, la Estación Espacial Internacional, el médico congoleño Denis Mukwege y otros disidentes chinos como Hu Jia y Gao Zisheng.
Otro Premio Nobel prestigioso, el de Literatura, otorgado el jueves próximo en Estocolmo, podría recompensar a un poeta y quizás incluso a una mujer africana, según los círculos literarios.
La argelina de lengua francesa Assia Djebar es uno de los nombres que circulan, así como el sueco Tomas Transtrí¶mer, el sirio Adonis y el surcoreano Ko Un.
Entre los otros eternos candidatos al Premio Nobel de Literatura están las escritoras canadienses Margaret Atwood y Alice Munro, los novelistas norteamericanos Philip Roth y Joyce Carol Oates, y el israelí Amos Oz.
Los premios –un diploma, una medalla y un cheque de 10 millones de coronas suecas (1,09 millones de euros)– serán entregados en Estocolmo y Oslo el 10 de diciembre, fecha aniversario de la muerte de su fundador, el inventor sueco Alfred Nobel.