Un editorial de hoy del New York Times reclama al presidente Obama y a su Secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano, por continuar con las políticas de la administración Bush en cuanto a la inmigración, es decir, manteniendo las redadas en contra de los que ellos llaman hispanos y que afecta la unidad de las familias y denigra a los trabajadores ilegales que están en ese país. En resumidas cuentas, la tesis del importante diario de Nueva York es que el problema de la inmigración ilegal no se puede enfrentar con redadas ni con las políticas represivas que impulsa en Arizona el ya célebre policía Joe Arpaio.
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Para empezar, dicen, es imposible pensar que se capturará en redadas a los más de doce millones de trabajadores ilegales que están en Estados Unidos y por lo tanto los golpes selectivos no resuelven el problema y sí causan un daño tremendo, acaso irreparable, a las familias que son víctimas de esas operaciones realizadas por las fuerzas de inmigración.
Según el rotativo, Barack Obama en su campaña ofreció una política integral y coherente en el tema de la migración y por supuesto que en época de recesión, cuando los norteamericanos están perdiendo sus empleos, es más urgente tomar medidas para contener la inmigración ilegal, pero las redadas únicamente llenan de terror a la gente sin que puedan considerarse, ni por asomo, solución al problema. En el gobierno de Bush, el presidente que según su Secretario de Defensa no era muy reflexivo que digamos, la fuerza era superior a la razón y no se les ocurría mucho más que su uso para cualquier tipo de problema. Pero, como dijo Jay Leno, saber que Bush era poco reflexivo no es noticia porque hasta Barney, el dinosaurio morado, parece más reflexivo que el anterior presidente.
Sin embargo, el Departamento de Seguridad Interior de los Estados Unidos, a cargo de la inmigración, no ha variado en absoluto su abordaje al tema y continúa realizando esas redadas que separan a familias y causan tanta zozobra en lo que se considera como una real violación de derechos elementales de la gente. Además no ha actuado para poner fin la régimen de terror impuesto en el condado de Maricopa, en Arizona, por el policía Arpaio que no oculta su xenofobia y persigue con dureza y determinación a todos los latinos, aterrorizando tanto a los legales como a los ilegales porque basta el color de la piel para que sean objeto de requisas en las calles y detenciones sin más razón que la apariencia «hispana» de los afectados.
Con esas redadas, Washington le ha venido tapando el ojo al macho, haciendo ver como que está trabajando para resolver el problema de la inmigración ilegal, sabiendo que no avanzan gran cosa porque el número de los deportados nunca se equipara con los que llegan anualmente. ¿Cuántos aviones harían falta para enviar de vuelta al millón trescientos mil guatemaltecos que están en Estados Unidos? Suponiendo 150 pasajeros por avión, se requeriría más de 86,600 vuelos, lo que demuestra la ilógica de la política actual.
El New York Times reclama a Obama y Napolitano que demuestren que Bush ya no dirige la política de inmigración y que adopten medidas para resolver el problema y no simplemente causar daño irreparable a unos pocos.