El neoliberalismo como idolatrí­a


  La crisis financiera mundial es el resultado directo del deseo ilimitado del capitalismo global de no ser objeto de ninguna regulación por parte del Estado, porque se sustenta en que el libre mercado lo dicta todo, de manera que las personas y sus necesidades no cuentan, toda vez que el mercado responde, funcionando como una especie de idolatrí­a.

Eduardo Villatoro
eduardo@villatoro.com

    Esta es la reacción de iglesias de Alemania y Sudáfrica integradas en la Alianza Reformadora Mundial (ARM), al aseverar que el planeta y la humanidad están en crisis a causa del principio neoliberal que pregona que «la competencia desmedida, el consumo, el crecimiento económico ilimitado y la acumulación de riqueza es lo mejor para el mundo», según un documento de aquella organización religiosa conocido como la Confesión de Accra, publicado en 2004 y que se ha actualizado con el objeto de plantearlo ante la Organización de las Naciones Unidas.

   Conforme la ARM, los supuestos del neoliberalismo implican que «ser dueño de una propiedad privada no conlleva obligaciones sociales, y la especulación del capital; la liberalización y la desregulación del mercado; la privatización de los bienes públicos y de los recursos naturales; la apertura sin condiciones a las inversiones extranjeras y a las importaciones; los bajos impuestos, y el ilimitado movimiento del capital generarán riqueza para todos».

   Igualmente, la Alianza critica al neoliberalismo por afirmar que «las obligaciones sociales, la protección de los pobres y desamparados, los sindicatos y las relaciones interpersonales quedan subordinadas a los procesos del crecimiento de la economí­a y la acumulación de capital», además de que lanza la «falsa promesa de que el neoliberalismo puede salvar al mundo generando riqueza y prosperidad, reclama soberaní­a sobre la vida y exige lealtad total, lo que equivale a la idolatrí­a».

   Actualmente, la Iglesia Unificadora Reformada de Sudáfrica y la Iglesia Reformada de Alemania trabajan en la elaboración de un documento que se conoce como «el proyecto de globalización», por medio del cual se proponen evaluar la mejor forma de socializar la comprensión de la globalización neoliberal con la participación de iglesias, congregaciones, ministros religiosos y organizaciones de la sociedad civil.

    El sacerdote Allan Boesak, fundador del Frente Democrático Unido, quien encabeza el proceso, al ser entrevistado por Faith Manuel, de la agencia IPS, indicó que la actual crisis es la comprobación de la advertencia que las iglesias de la ARM hicieron en 2004, cuando «hablamos de idolatrí­a, al actuar como si el mercado fuera Dios, porque el mercado «dicta» y  «responde», como si fuera una suerte de deidad y todos estuviéramos a su merced».

   El dirigente religioso se preguntó retóricamente «Â¿Qué decimos respecto de la guerra y la paz, del papel de la Iglesia sobre la llamada guerra contra el terrorismo? ¿Qué pasa si todo el mundo se inclina hacia la militarización?, y el mismo respondió al señalar que para los paí­ses subdesarrollados es muy simple, porque cada dólar gastado en armas significa que no se puede invertir en salud, educación, creación de empleo y llevar alimentos a los más pobres.

   Las consecuencias de ello durante los últimos años son horrendas, pero las iglesias deben levantar la voz para denunciar que muy pocas personas y unos cuantos paí­ses del Norte se benefician de la globalización, mientras que en los paí­ses en ví­as de desarrollo se beneficia una elite, en tanto que las masas son cada vez más pobres, y la brecha entre naciones ricas y pobres se profundizó.

    La Iglesia comienza a comprender -precisó- que el capitalismo neoliberal no es lo que pretende ser. No es un punto de inflexión histórico e inamovible respecto del que no se puede hacer nada; pero se debe tomar conciencia de que los pueblos, es decir, las clases desposeí­das, pueden reclamar sus espacios democráticos.

   Respecto al futuro del proyecto de la ARM, el informe final será distribuido a todas las iglesias, para que los ministros religiosos también asuman su responsabilidad social y su liderazgo al frente de sus congregaciones, así­ como se entregará el documento a la ONU, para demostrar la respuesta de las iglesias a este desafí­o y  la responsabilidad de los religiosos como ciudadanos del mundo, respecto de lo que ocurre a nuestro planeta.

   Previamente se realizó un seminario en que el que participaron teólogos, académicos y representantes de la sociedad civil.

    (En esta etapa de la globalización y estando de vacaciones en Panajachel la semana anterior, el autóctono Romualdo Tishudo escuchó este breve intercambio de palabras entre dos turistas: -¡Hola! -le dice un gringo a un taiwanés. El chino consulta su reloj y responde: -Las tles y tleinta).