«El narcotráfico es un poder real»


En esta entrevista Sandino Asturias analiza el tema del narcotráfico, deja notar que el asunto es como rí­o revuelto y ganancia de pescadores. Sandino es coordinador general del Centro de Estudios de Guatemala (CEG), institución dedicada a monitorear y dar seguimiento a los acuerdos de paz. El entrevistado es nieto de Miguel íngel Asturias, premio Nobel de literatura 1967.

Gabriel Herrera
lahora@lahora.com.gt

– Pregunta: ¿Qué reveló la matanza de narcotraficantes en Zacapa?

– Respuesta: Primero la debilidad del Estado. También instituciones débiles que no han tenido la capacidad de enfrentar al narcotráfico. Segundo la falta de voluntad polí­tica. Existe mucha información pero no hay voluntad para actuar. Y esto tiene también relación con la falta de polí­ticas de seguridad.

-P: ¿Narcotráfico en época de Berger y de Colom, hay alguna diferencia?

-R: No. No, yo creo que el narcotráfico es simplemente reflejo de procesos de descomposición social. Además son fenómenos que se fortalecen en Estados débiles y en fuerzas de seguridad que no cumplen su papel, creo que una gran debilidad que está demostrando lo evidente es la falta de investigación criminal para enfrentar esos temas tan serios. Esto sobrepasa a los Presidentes. El narcotráfico ha sido un fenómeno que integra la corrupción institucional. Financian partidos que nos gobiernan y a los gobernantes en diferentes niveles. Es ya un poder económico más.

-P: ¿Por qué la recaudación de droga en la época de Berger con su ministro Carlos Vielman fue tan pobre?

-R: Efectivamente puede haber una diferencia en cuanto a este proceso por acciones especí­ficas que pueda hacer un ministro, sin embargo, creo que es un problema derivado de la demanda de drogas en Estados Unidos y que nuestros paí­ses no están en capacidad de parar, fenómeno que tiene que ver con la demanda estadounidense. Por otro lado, Estados Unidos no hace nada por detener el problema dentro de su paí­s. Si no pudieran vender la droga no tendrí­an que pasarla por aquí­. Por lo tanto ese es otro elemento muy claro de que no hay ninguna voluntad polí­tica en Estados Unidos de combatir la droga, ha fracasado su modelo de guerra preventiva. Esto me parece que va empeorando. Mientras no se detenga el consumo, seguirá siendo un fenómeno grande, el hecho de enviar tropas estadounidenses fuera de su territorio y aliarse con los ejércitos, ha traí­do problemas de gobernabilidad y violación a los derechos humanos y los resultados son negativos. Es decir sigue habiendo permisibilidad y somos simplemente ví­ctimas de un proceso entre poderes, los que trasladan y consumen la droga.

-P: ¿Es cierto que Otto Pérez Molina redistribuyó al Ejército, como Comisionado Presidencial, para dejar libres corredores de droga?

-R: No. No creo y mi opinión es que hay un análisis que se hace sobre la redistribución militar y eso lo está haciendo el gobierno de la UNE, que ha dicho que los Acuerdos de Paz, son los que permitieron que los corredores de droga, o sea la reducción del Ejército por ví­a de los acuerdos, permitió abrir esos corredores. Y ante esto yo quiero decir dos cosas: uno, los Acuerdos de Paz sólo plantearon un redespliegue militar y una reducción de efectivos. Quienes reubicaron las fuerzas militares fueron los diferentes altos mandos militares del Ejército. Es decir, en la primera etapa hubo un primer redespliegue militar y una primera reducción con el primer alto mando en tiempos de Arzú; hubo un segundo en tiempos de Portillo y un tercero y reducción del Ejército en tiempo de Berger. Efectivamente Otto Pérez Molina fue el comisionado presidencial de Berger quien hizo un plan de reducción militar de efectivos, pero siempre han sido los altos mandos militares quienes deciden dónde se ponen los destacamentos militares.

-P: ¿Qué necesita el gobierno de Colom para combatir el narcotráfico?

-R: Creo que primero hay querer hacerlo y eso todaví­a no se ve claro, es necesario tener voluntad polí­tica de combatirlo. Tiene que fortalecer a las instituciones civiles de seguridad que serán las adecuadas para combatir el narcotráfico. Hay que hacer una profunda reforma en el Ministerio Público, no existe investigación criminal que pueda sustentar adecuadamente ni los homicidios ni el narcotráfico. Es una debilidad estructural que tiene el paí­s la cual hay que fortalecer, se requiere desarrollar una polí­tica hacia el fortalecimiento, porque no se trata de como ahora se sabe, publicar una serie de nombres si no hay pruebas que sustenten que estas personas son o no son, o forman parte o no del crimen organizado o el narcotráfico. Hay una gran carencia y la gran debilidad de este gobierno es no tener capacidad de investigación criminal que pueda desarrollar pruebas para poder capturar y detener a los narcotraficantes.

-P: ¿Es el narco un problema para la CICIG? ¿Está el narco incrustado en estructuras de poder del Estado?

-R: Probablemente. La CICIG para mí­ tiene el mandato central de combatir a los grupos paralelos que sobre todo atentan contra la vida. Me parece que se debe priorizar los temas que tienen que ver con derecho a la vida. Los grupos de sicarios y los que están dedicados a asesinar personas, pues esto se ha convertido de alguna manera en el eje de la impunidad; si el Ministerio Público y la investigación criminal de la policí­a no trabaja cada homicidio -tenemos un indicador de impunidad: de cada cien homicidios sólo uno es llevado a juicio- significa que el homicidio se ha convertido en la forma de enfrentar los conflictos. De alguna manera el tema de Zacapa pone en su máxima expresión esa caracterización que «el problema se arregla matándose». Y además con toda seguridad y con toda garantí­a los ejecutores materiales de éstos y de todos los homicidios que hay todos los dí­as, no van a quedar esclarecidos. Por eso me parece que la CICIG tiene que jugar un papel central, desarrollar y mejorar los procesos de investigación criminal, dónde están las falencias, cómo es posible que el Ministerio Público tenga eso í­ndices tan bajos de investigación exitosa, sobre todo en temas del derecho a la vida. Todo lo que tiene que ver con grupos de sicarios, si alguno de ellos está vinculado al narcotráfico será materia de CICIG tener que investigar por qué, de dónde son estos grupos y a quién pertenecen. El sicariato en Guatemala, los escuadrones de la muerte se han convertido en una práctica; a veces se descubre que son policí­as, pero finalmente hay de manera permanente y de manera sistemática una impunidad frente al homicidio.

-P: ¿Está incrustado el narcotráfico en las estructuras del poder?

-R: Sí­, seguramente. El narcotráfico es un poder real, es un poder económico muy fuerte y muchos de los poderes y mucho de lo que se maneja en el paí­s tiene que ver con esas altas capacidades de manejo financiero y por lo tanto seguramente está tocando algunas estructuras de poder. Lo que evidenció también la masacre de Zacapa es que alrededor de la estructura han aparecido militares, policí­as y fiscales. Vemos como evidencia esa debilidad que tiene el Estado para dar y proveer seguridad, muchos de sus integrantes terminan formando parte del crimen organizado.

-P: ¿De qué forma podrí­a haber debilitado al narcotráfico, los planes Colombia, México y el muro fronterizo en Estados Unidos?

-R: En nada. El plan Colombia, el plan Mérida y el muro son excusas de Estados Unidos que tiene elementos represivos en los paí­ses para sacar al ejército a las calles, para ser más violentos, utilizar la represión, limitar derechos fundamentales. Se ha comprobado que en ninguno de los tres paí­ses ha disminuido el narcotráfico ni el consumo de droga por esta ví­a, para mí­ son planes que tienen que ver con justificar la intervención estadounidense militar en Colombia, en Centroamérica, en México. En México significa remilitarizar funciones de seguridad pública y empezar a utilizar métodos vinculados a esta lógica de Bush, de su lucha antiterrorismo y toda la ideologí­a que pretende ser un eje de dominación.

-P: ¿Por qué podrí­an estar operando directamente los capos en la región centroamericana?

-R: Creo que siempre han operado. Ese es otro cuento chino de que la presión de México, de Colombia hace que estén aquí­, yo creo que siempre han estado aquí­, siempre han operado aquí­. Siempre es un paso obligado, tenemos una posición geoestratégica, es una ví­a que siempre ha sido utilizada, habrán cambiado los cárteles en otros paí­ses pero el narcotráfico en Centroamérica siempre ha estado presente. Tal vez la diferencia es que antes el narcotráfico pagaba con dinero y ahora paga con droga y ha hecho entonces que haya consumo interno en el paí­s. Siempre han operado y siempre han tenido relación con ciertos sectores del poder, han utilizado a Guatemala como puente de tránsito obligado.

-P: ¿Es Guatemala un buen mercado para la droga, o simplemente es un puente para mercados más grandes?

-R: Fundamentalmente es un puente, no creo que se haya convertido en gran consumidor sin embargo parece que los í­ndices de consumo interno son cada dí­a mayores, tiene que haber alguna polí­tica interna para empezar a enfrentar este problema. Ya hay sectores económicos preocupados con el consumo de drogas en sus hijos, en los colegios de altas alcurnias con poder adquisitivo. Me parece que sí­, tiene que ser ya un tema de salud pública y un tema interno para resolver dentro de las polí­ticas del paí­s.

-P: ¿Qué pasarí­a si Guatemala liberalizara la comercialización de droga?

-R: Esa es una propuesta que en mi opinión podrí­a sanear bastante el tema del mercado. Finalmente el mercado por el hecho que sea un mercado prohibido hace que las ganancias y los costos sean tan enormes. Sin embargo siempre podrí­a resolver una parte en contra de la comercialización pero también liberalizarí­a el consumo de veneno. Harí­a más daño que beneficio, podrí­a resolver el tema en cuanto a que no sea clandestino y que no se mate gente por eso, pero también producirí­a el efecto de masificar el consumo cosa que serí­a muy dañino para la sociedad.

-P: ¿Qué relación hay en que Colombia y México ondeen fuerte la bandera antidrogas, y que sean fieles aliados de Estados Unidos?

-R: La polí­tica de Estados Unidos es esa. En realidad lo que están haciendo Colombia y México, lo que hace también Guatemala, paí­ses que están en la órbita de Estados Unidos, lo que practican algunos funcionarios de Guatemala, repetir la polí­tica y la agenda que Estados Unidos ha impuesto: que el narcotráfico, el migrante, los terroristas y las maras son amenazas. Esto es la conformación de una polí­tica interna de Estados Unidos que ellos exportan y que estos paí­ses que repiten como parte de su debilidad institucional de definir propiamente las amenazas. En Guatemala tenemos esa debilidad, no hemos definido nuestras amenazas, sin embargo recibimos cuatro helicópteros de Estados Unidos que van a combatir el terrorismo, y yo quiero preguntar, ¿dónde están los terroristas aparte de que ahora se les llama a las luchas sociales: terrorismo? Me parece peligroso lo que se está viendo con esta exportación de una nueva doctrina y de polí­ticas desde Estados Unidos. Reproducimos el esquema en vez de priorizar nuestras amenazas y nuestros propios problemas de seguridad en función de las necesidades y las prelaciones del paí­s.

-P: ¿Es el narco un personaje contracultural en Latinoamérica? ¿Al pensar en la invasión de los narcocorridos del norte de México en el paí­s?

-R: El narcotráfico está siendo parte de cierta cultura a partir de la ausencia del Estado. Cuando el Estado no ha dado educación, salud, recreación en muchos pueblos de Centroamérica y México y el narcotráfico es el que da el puesto de salud, pone el hospital, el estadio como pasa en muchos lugares se van convirtiendo en referentes sociales. Es parte de la expresión de lo que popularmente la sociedad percibe del narcotráfico: un héroe, traidor, traicionado, alguien que vale la pena hacerle una canción. Es un referente en algunas comunidades y por eso los narcocorridos tienen su público y tienen su impacto social en algunas capas sociales del paí­s.

-P: ¿Aparte del trasiego de drogas, qué otros ilí­citos controla el narco?

-R: Los traficantes porque por ellos se distribuye todo. Trafican personas, armas, drogas. Tiene mucha relación con los coyotes, con la trata de blancas, con explotación sexual, infantil, diferentes cosas que pasan de sur a norte. Es un fenómeno globalizado muchas veces es narcotráfico a cambio de armas, personas por droga. El delito global serí­a el tráfico como uno de los temas graves y serios a combatir.

-P: ¿Es el Ejército el indicado para combatir al narco?

-R: No. Definitivamente no. Las experiencias en muchos paí­ses han indicado que no están capacitados e instruidos para eso. Hay experiencias dolorosas, en México hubo batallones completos que fueron procesados por narcotráfico. En México hubo un caso sonado de un General, que era narcotraficante. Se ha demostrado históricamente que no tienen la formación y la capacitación, sin embargo podrí­an cooperar en unas áreas especí­ficas. El ejército puede colaborar en algunas áreas donde la capacidad civil no es adecuada, es decir el sector aéreo y también en lo marí­timo, pero siempre subordinados a las instituciones civiles de seguridad para que sea dentro del marco de la institucionalidad y las funciones que tiene cada una en Guatemala.

-P: ¿Qué cambios posiciónales debe hacer el Estado de Guatemala para combatir el flagelo?

-R: No es que no se sepa por dónde pasan, quiénes son. El despliegue territorial y tecnológico debe ser especializado. Las organizaciones del crimen organizado y los traficantes de todo tipo se deben combatir con inteligencia, con buena investigación, acumulación de pruebas; un trabajo profesional de prevención y de intervención. Se debe establecer un sistema nacional de seguridad, se deben ordenar las instituciones encargadas de cada cosa, una adecuada combinación en los sistemas de inteligencia para que cada uno realice su labor en un ámbito especializado y existan espacios de coordinación. Me parece que se vive una anarquí­a dentro de las instituciones, cada uno hace lo que le parece, no hay ningún foco de coordinación. El aspecto de polí­tica de prevención, de inteligencia, de capacidad de investigación criminal para ir por los responsables me parece fundamental, porque en general lo que se está haciendo es criminalizar barrios, zonas y decir ahora en El Gallito todos son narcotraficantes, en Izabal todos son narcos o son terroristas y la desvirtuación de eso no permite ir por los responsables.

-P: ¿Qué condiciones especiales ofrece esta región y es óptima para el narcotráfico?

-R: El narcotráfico aprovecha Estados débiles, instituciones que no han sido fortalecidas y capacitadas, aprovecha la corrupción. Entonces todos esos elementos que están muy claros en las fuerzas de seguridad de Guatemala, hace que se escoja al paí­s por encima de otros Estados como Nicaragua donde hay un combate real al narcotráfico de parte de la policí­a y el ejército.

-P: ¿Relación entre narcotráfico y pobreza?

-R: La obtención de la materia prima. Un campesino pobre que no tiene la oportunidad ni la posibilidad de tener una producción de frijol, arroz, maí­z y que eso no le da para comer, y el Estado no lo ayuda, nadie lo ayuda y viene el narcotráfico y le dice cultivá amapola y con eso vas a tener diez veces y vas a sacar de pobre a tu familia, pues es una debilidad estructural que el narcotráfico aprovecha para tener bases de algún tipo de producción de droga. La relación entre narcotráfico y pobreza es que el narcotráfico aprovecha la pobreza, en beneficio de su negocio ilí­cito.

-P: Dicen que regiones del Occidente del paí­s son ricas en amapola y que ciertos municipios han mejorado sus condiciones de vida por la comercialización. ¿Es cierta esa afirmación?

-R: Es difí­cil hacer un estudio sobre eso, cómo ha impactado. Lo que es cierto es que zonas del Occidente del paí­s tienen bastante cultivo de amapola, particularmente de narcotraficantes los cuales sólo ordeñan y los mexicanos procesan. Es decir son campesinos que si se les diera una opción mejorada, de un cultivo alternativo lí­cito seguramente lo podrí­an hacer. Allí­ es donde también se ve la ausencia del Estado. Lugares donde la gente es trabajadora, quisiera salir adelante pero no se le da la oportunidad de tener cultivos. Es la pobreza, la presión que los llevan a esos cultivos ilí­citos.

-P: ¿Qué otras actividades lí­citas más podrí­a estar utilizando el narcotráfico sin que se note su presencia?

-R: El más significativo es la construcción. El lavado de dinero a partir de la construcción, en la banca, el disfraz en las remesas. El ilí­cito más importante que se comete alrededor del narcotráfico es el lavado de dinero.

-P: ¿Y las supuestas ocupaciones de vecinos a áreas protegidas? ¿A quién se salvaguarda en áreas protegidas: a la naturaleza o al narco?

-R: Me preocupa la criminalización que se hace ahora de las invasiones, resulta que detrás de las invasiones de campesinos siempre está el narcotráfico y se criminalizan los problemas sociales. Habrá algunos casos donde efectivamente haya alguna manipulación de grupos poderosos, algunos terratenientes o narcotraficantes que estén usando la invasión para sus fines, privatizar y adueñarse de sectores determinados. Habrá que diferenciar cada caso, la mayorí­a es por un problema de necesidad referido a un derecho humano, derecho a la tierra. Me parece muy peligroso y delicado. La mayorí­a de tomas de fincas y de tierras son por necesidad, problema que este gobierno ni el pasado han podido resolver y lo que se está haciendo es desalojar violentamente a los campesinos y no dar solución integral a la necesidad de tierra que hay en el paí­s.

-P: ¿Por qué si se aceptó recientemente que la mayorí­a de droga ingresa por mar al paí­s, se continúa insistiendo en el combate de las narcoavionetas?

-R: Muchos de estos argumentos son para justificar, pedir ayuda en la parte naval o en la parte aérea, cosa que deberí­a ser mucho más transparente. No es inventar el enemigo para justificar mejorar nuestra capacidad de interceptación aérea o naval más bien hay que decir que claramente Guatemala tiene debilidades en la intercepción naval y aérea, para entonces ver cómo la cooperación internacional nos puede ayudar.

-P: El paí­s no tiene mucha infraestructura portuaria marí­tima, por lo que es bastante fácil adivinar por dónde entrarí­a la droga ví­a marí­tima, ¿es cierto esto?

-R: Lo que se ha visto, y aquel escándalo de la SAIA, demostró que entraba por el puerto (rí­e) y por los furgones (rí­e) en medio del puerto San José. En la medida que la corrupción institucional y que las instituciones estén más permeadas por el fenómeno de la corrupción, más facilidades tiene el narcotráfico para operar de muchas formas. El tráfico de cualquier cosa puede pasar por tierra, por mar, por el aeropuerto.

-P: ¿En el aspecto fuerzas de tierra, es justificable decir que la debilidad de las fuerzas armadas se debe a la falta de elementos para combatir el narcotráfico?

-R: No estamos en una guerra de posiciones. No estamos en una guerra de control de territorios, para pretender tener fuerzas de infanterí­a. En todo caso si algunas rutas se han despejado con el redespliegue militar, habrí­a que responsabilizar a los militares que decidieron mover las bases militares de determinados lugares para despejar estas rutas para el narcotráfico.

-P: ¿Si modificamos un dicho popular que podrí­a ocurrir primero? No hay mal que dure 100 años, ni narcotráfico que los aguante. No hay mal que dure 100 años, ni población que los aguante. No hay mal que dure 100 años, ni gobierno que los aguante.

-R: (Rí­e), (rí­e). La alerta es que Guatemala tiene que desarrollar sus propias capacidades soberanas para dar seguridad a sus ciudadanos, si no quiere finalmente ser un paí­s ocupado por Estados Unidos con el pretexto de que no somos capaces de darnos seguridad. Ese serí­a el muerto (Rí­e).