El mundo se esfuerza en buscar una respuesta eficaz a piraterí­a en Somalia


Una mujer egipcia observa el cruceso Reina Isabel 2 mientras transita por el Canal de Suez. Esta ví­a es una en las que usualmente sufren por el atrato de los piratas.

Desafiada por los piratas somalí­es, la comunidad internacional tiene problemas para encontrar una respuesta, ya que tanto una demostración de fuerza naval como una operación de ataque contra sus bases serí­an difí­ciles de llevar a la práctica y no necesariamente eficaces, según analistas.


Ante la explosión incontrolable de la piraterí­a frente a las costas de Somalia, en particular en el golfo de Adén por donde transitan los barcos que atraviesan el canal de Suez, la Oficina Marí­tima Internacional (OMI) lanzó el miércoles un grito de alarma y pidió al mundo intervenir para frenar la situación.

Sin embargo, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) ya envió a fines de octubre una flotilla de cuatro naví­os de guerra a surcar la zona y la Unión Europea (UE) tomará la posta el 8 de diciembre con cinco o seis barcos asistidos por aviones de patrulla.

Naví­os de guerra de varios paí­ses (Francia, España, Rusia, India y Corea del Sur), al igual que barcos estadounidenses de la Task Force 150 de apoyo a las operaciones en Afganistán, participan en las tareas de seguridad en una zona vital para el comercio mundial.

«El sector que une al Océano índico y el Mar Rojo es una verdadera autopista marí­tima, con entre 20.000 y 30.000 barcos mercantes» que transitan anualmente, indicó la revista especializada «Mar y Marina».

Pero el hecho de que los piratas ya hayan encontrado el modo de desafiar esta demostración de fuerza mediante la captura del super petrolero saudita «Sirius Star» el pasado fin de semana a 800 km de la costas de Kenia, confirma la dificultad de la tarea.

Gracias al dinero de los rescates -unos 100 millones de dólares a esta altura-, los piratas aumentaron sus capacidades, llevando su radio de acción a 1.000 km. El despliegue de las armadas convencionales podrí­a empujarlos a efectuar sus ataques aún más lejos.

Una veintena de naví­os, incluso ayudados por aviones de patrulla, serí­an incapaces de vigilar esos miles de kilómetros cuadrados.

«Usted puede tener todas las armadas del mundo desplegando todos sus naví­os en esa zona y eso jamás resolverí­a el problema», reconoció el miércoles el portavoz del Pentágono, Geoff Morrell.

Esta afirmación se refuerza teniendo en cuenta que «esas armadas se han reducido», como observa el experto belga de estrategí­a naval, Joseph Henrotin.

«De 1980 a 2015, las flotas de alta mar norteamericana y francesa pasarán, respectivamente, de unos 600 a 150 naví­os y de 99 a 24, incluyendo portaviones y submarinos», explicó Henrotin.

Ante esta situación, el embajador ruso de la OTAN, Dmitri Rogozin, fue el primero en referirse, «a tí­tulo personal», el miércoles por la noche a la posibilidad del enví­o de una fuerza terrestre internacional para «limpiar» la costa somalí­.

Pero un militar de la OTAN estima que acciones «punitivas» tampoco bastarí­an para controlar a pescadores empujados a transformarse en piratas por la miseria y la inseguridad de un paí­s destrozado y ví­ctima de una guerra civil desde 1991.

Para ciertos analistas, la clave del problema se encuentra en territorio somalí­.

A la vista de las experiencias afgana, iraquí­ y congoleña, será necesario bastante tiempo para establecer un Estado fuerte en Somalia.

Pero el fantasma de la caótica intervención de 1993 en ese paí­s sigue planeando, y ni Estados Unidos ni sus aliados, desbordados por sus misiones en el mundo, están dispuesto a repetir la experiencia, subraya Henrotin.

«Encontrarse frente a milicianos furiosos bajo el influjo del qat (droga que se obtiene de la planta catha edulis) no los motiva mucho», estima el experto belga.

Sin embargo, la apuesta económica es enorme y el reloj sigue corriendo. Preocupados por un desví­o del tráfico marí­timo a través del Cabo de Buena Esperanza, paí­ses árabes se reunieron el jueves en El Cairo para discutir «todas las opciones» posibles.

«Para reducir la presión ejercida por la piraterí­a, la comunidad internacional optará quizás por operativos focalizados, pero los piratas se moverán y el alivio solo será temporario», admitió Henrotin.

Amenaza Responderán ataques


Los piratas que desde hace una semana mantienen secuestrado el superpetrolero saudita «Sirius Star», capturado frente a la costa de Somalia con dos millones de barriles de crudo a bordo y por el que piden un rescate de 25 millones de dólares, advirtieron que resistirán ante cualquier intervención militar.

Mientras las potencias mundiales enví­an fuerzas navales a las aguas somalí­es para proteger una zona fundamental para el comercio internacional, los piratas se reforzaron en tierra con más hombres y más armas.

Hablando a la AFP desde el puerto de Harardhere, base de los piratas donde está anclado el «Sirius Star» desde el martes, un miembro del grupo de captores dijo que resistirán a toda eventual intervención militar para liberar el barco, secuestrado el 15 de noviembre.

«Espero que el propietario del petrolero sea lo suficientemente inteligente y no permita una intervención militar, porque eso serí­a desastroso para todos. Estamos aquí­ para defender el petrolero en caso de ataque», dijo Abdiyare Moalim.

La intención de los piratas «es clara. Estuve hablando con ellos hace unos minutos y me dijeron que no van a destruir el barco o dañar a la tripulación. Sólo esperan conseguir lo que piden», dijo Moalim desde Harardhere, a 300 km al norte de Mogadiscio.

Habitantes de la zona declararon a la AFP haber visto cómo nuevos refuerzos se unieron a los piratas a bordo del barco.

«Esta mañana temprano vi al menos a diez piratas fuertemente armados dirigirse hacia el naví­o. Su barco regresó después de haberlos dejado», declaró un pescador, Hasan Ahmed.

Los residentes de la zona aseguraron que varios combatientes islamistas y milicianos acudieron al pueblo de Harardhere y sus alrededores en los últimos tres dí­as.

La población está dividida sobre su presencia, pues algunos dicen que los piratas reparten la riqueza de los botines entre los más pobres mientras que otros los consideran como una amenaza para la paz.

La captura del «Sirius Star», de 330 metros de eslora y cargado con dos millones de barriles de petróleo valorados en 100 millones de dólares, es la operación de piraterí­a más espectacular jamás vista en las costas de Somalia.

El jueves, los piratas dieron a los propietarios del barco diez dí­as para pagar un rescate de 25 millones de dólares, dijo un pirata que se identificó como Mohamed Said.

Este último amenazó con consecuencias «desastrosas» si Vela International, la filial de transporte marí­timo del gigante petrolero saudita Saudi Aramco, no paga.

Por su parte, Moalim indicó que se están llevando a cabo negociaciones entre los propietarios y sus colegas a bordo del «Sirius Star», aunque de momento no se haya conseguido ningún acuerdo.

«Están recibiendo llamadas telefónicas de gente; unos dicen ser mediadores y otros agentes de los propietarios (…) De momento no se ha acordado nada», explicó.

Con sus 94 ataques en el golfo de Adén y el océano índico este año, según la Oficina Marí­tima Internacional (OMI), los piratas somalí­es representan una amenaza para el comercio internacional.

El canciller keniano, Moses Wetangula, afirmó el viernes que los piratas somalí­es han recibido más de 150 millones de dólares en rescates en el último año. Ese dinero, según él, no hace más que fomentar la piraterí­a.

El viernes, los piratas somalí­es liberaron el buque griego «MV Genius», con bandera de Liberia y usado para el transporte de sustancias quí­micas, que secuestraron en septiembre con 19 tripulantes rumanos a bordo, dijo a la AFP un funcionario de la marina mercante keniana.