A mi bella flor Andrea por su graduación, por sus triunfos, por sus logros y sus luchas, por su futuro, porque el proceso apenas inicia.
Dundee.
Percibo dos amenazas que se ciernen sobre el horizonte de la humanidad: la degradación ambiental como resultante de la terquedad de continuar produciendo y consumiendo aceleradamente (consumido por arriba de los ¾ posibles, es decir sobre explotando el planeta) y la latente confrontación nuclear con los obvios resultados.
El control de ambas amenazas aún se encuentra bajo el control de la humanidad; cuando las variables se salen de control y cuando resultan imposibles definir el rumbo de las mismas, estamos ante la presencia de una auténtica hecatombe. Lo acontecido recientemente con el virus H1N1 nos demuestra la vulnerabilidad de nuestra existencia y las consecuencias de las probables mutaciones de los virus, la probabilidad de un súper virus es auténtica y continua latente.
Ahora bien, volviendo al tema de la nuclearización que es al final de cuentas el motivo central de la presente, lo que más me preocupa de una conflagración atómica gira en torno a lo incierto de donde habrá y como habrá de provocarse una confrontación directa con su daño colateral. La tecnología nuclear ha avanzado a pasos agigantados desde los años 50, los Tratados de No Proliferación promovidos en circunstancias de Guerra Fría (1968) y posteriormente ampliados por los Acuerdos Bilaterales entre Estados Unidos y la Unión Soviética, deben ser revisados con lupa.
Un dato interesante y que se define dentro del análisis del contexto geopolítico es el crecimiento de la tecnología y capacidad nuclear en el continente asiático: Rusia, China, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte. Se suman algunos candidatos con capacidad nuclear según estudios: Japón, Corea del Sur, Australia, Indonesia e Irán.
La premisa no es el derecho a la tecnología nuclear, el tema de discusión de fondo son los fines de dicha tecnología y los mecanismos que habrían de seguirse para mantener un control del inventario y transferencia de tecnología.
El debate ha durado por muchísimos años y estoy seguro continuará por muchos más ¿Quiénes tienen derecho a la tecnológica nuclear? ¿Hasta dónde llegan los límites?
Por otro lado, la capacidad tecnológica no es suficiente para considerarse potencia nuclear, los «insumos» la soberanía para contar con la Producción es un elemento a tener en consideración.
Finalmente, los procesos de descomposición interna y externa dentro de las naciones con capacidad nuclear, con tecnología, con insumos, así como el entorno geopolítico, las intereses en juego, las disputas territoriales, ideológicas, las concepciones religiosas, la radicalización juegan un papel preponderante, con todas estas premisas les solicito nuevamente como suelo hacer constantemente, lea usted, analice y saque sus propias conclusiones, esta al final es una guía que le permitirá realizar con acierto su propio análisis.