España y el mundo despidieron hoy al ex presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Juan Antonio Samaranch, al son de la canción emblemática de Barcelona-1992, «Amigos para siempre», mientras miles de personas pasaron por su capilla ardiente.
«Samaranch cambió todo, hizo de los Juegos lo que son hoy, la primera competición deportiva del mundo», dijo el presidente del COI, Jacques Rogge, durante un acto institucional previo a la apertura al público de la capilla ardiente de su antecesor, instalada en el Palau de la Generalitat, sede del gobierno regional de Cataluña en Barcelona (noreste).
El féretro con el cuerpo de Samaranch, fallecido el miércoles, había llegado sobre las 10h00 locales (08h00 GMT) a la plaza de Sant Jaume y trasladado al son del himno olímpico hasta la sala de San Jorge, donde quedó instalada la capilla ardiente.
La hija de Samaranch, María Teresa, depositó una rosa roja sobre el féretro de su padre, cubierto con la bandera olímpica y rodeado de varias coronas de flores, entre las que figuraban dos enviadas por el presidente cubano, Raúl Castro, y su hermano Fidel.
«Nos ha dejado un coloso del deporte y del olimpismo moderno, y un español universal», afirmó el heredero de la Corona española, el príncipe Felipe, presente en el acto de homenaje a Samaranch, junto a su esposa, Doña Letizia, y su hermana, la Infanta Cristina.
Junto a ellos, numerosas personalidades como el rey Constantino de Grecia, miembro del COI; el secretario de Estado para el Deporte español, Jaime Lissavetzky; o el presidente regional catalán, José Montilla, acompañaron a la familia de Samaranch.
También deportistas como el ex ciclista Miguel Induráin, el capitán del equipo de Copa Davis español, Albert Costa, o el ex tenista Emilio Sánchez Vicario, estuvieron presentes en el acto.
Los reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, tenían previsto asistir en la tarde de este jueves al funeral por el presidente de honor del COI en la catedral de Barcelona a las 18h00 locales (16h00 GMT).
María Teresa Samaranch, vestida de riguroso negro, se encargó de agradecer en nombre de su familia las muestras de afecto recibidas y recordó que su padre, fallecido el miércoles a los 89 de una parada cardiorespiratoria, «tenía dos familias».
«Nosotros éramos su familia próxima, la íntima, pero todos sabíamos que no éramos la única, su otra gran familia era el deporte y los deportistas», afirmó antes de pedir que, siguiendo los deseos de su padre, el acto finalizara con las notas de un tema «que siempre le había encantado» que fue la canción «Amigos para siempre».
La canción emblemática de los Juegos Olímpicos de Barcelona-1992, el logro más querido de Samaranch, que siempre quiso que su ciudad natal albergara unos Juegos, resonó en la sala de San Jorge, poco antes de que la capilla ardiente quedara abierta al público sobre las 12h00 locales (10h00 GMT).
Desde ese momento, una fila incesante de personas, que se habían congregado desde la mañana para dar su último adiós al barcelonés más universal.
«Estoy muy triste por la muerte de Samaranch, pero estoy contenta porque pude entregar el ramo a su hija», dijo a la AFP, la joven china Cheng Cheng Li, mientras que Jordi, de 40 años, recuerda que «le debo a Samaranch la experiencia de haber sido voluntario y de tener algo para contar con orgullo a mis hijos y luego lo haré a mis nietos. Le debemos los Juegos».
Como ellos, miles de personas despedirán a Samaranch hasta que las 17h00 locales (15h00 GMT) se cierre la capilla ardiente para trasladar el cuerpo a la catedral de Barcelona.