El Estados Unidos de Barack Obama, ahora debilitado por la crisis económica, seguirá siendo una potencia mundial sin igual si mantiene una lógica «minilateral» de alianzas, estimó en Londres el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS).
El «minilateralismo» (por oposición al «unilateralismo» de la presidencia de George W. Bush) consiste en «reunir un número adecuado de países para resolver un problema particular en diversas temáticas y en diversos escenarios», explica el reconocido centro de análisis político-militares en su «Strategic Survey 2009».
Esta aproximación podría ser la marca registrada de la presidencia Obama, señaló el director del IISS, John Chipman, al presentar su informe a la prensa.
Ejemplos concretos son la convocatoria del G20, que reúne a las grandes potencias desarrolladas y emergentes, para atajar la crisis económica, la política de la mano tendida hacia los países musulmanes con la esperanza de asociarlos a la resolución del conflicto israelo-palestino o de la crisis por las ambiciones nucleares de Irán, la multiplicación de las cumbres sobre el calentamiento planetario, o incluso la decisión inédita de Obama de presidir una cumbre sobre no proliferación nuclear en la ONU a finales de septiembre.
«En el ámbito nacional, Obama ha hecho campaña sobre el tema «yes we can» (sí podemos), pero en el escenario internacional podría verse llevado cada vez más a menudo a decir «no we can»t» (no podemos)», a menos que convenza a un número creciente de países de que «compartan sus ideas y su carga», señala el IISS.
Sólo si se cumple esta condición «la política exterior estadounidense podrá, en estos tiempos difíciles, retrasar o invertir la teoría del declive que algunos a lo mejor han abrazado con demasiada precipitación», según el centro de reflexión.
La hipótesis optimista para Washington sería más probable, sobre todo porque Estados Unidos sale paradójicamente reforzado de la crisis económica a la que contribuyó ampliamente, señala el IISS.
«Aunque el sistema bancario estadounidense se paralizara y estuviera amenazado de bancarrota, el crash demostró los enormes recursos movilizables por Estados Unidos para enderezar la situación. Hasta tal punto que la crisis financiera acentuó la dominación estadounidense en lugar de ponerle fin», afirma el informe.
«En la mayoría de las grandes cuestiones internacionales, Estados Unidos es más susceptible que China de crear coaliciones en torno a sus puntos de vista», escribe el IISS.
El Instituto reconoce sin embargo que el minilateralismo no prosperará sin obstáculos.
Así, los esfuerzos para reactivar la economía estadounidense podrían llevar a una menor implicación en dos continentes. «Es inevitable que algunas regiones reciban una atención más retórica que práctica. Podría ser el caso de América Latina o de ífrica, donde Estados Unidos evitará comprometerse sin una razón particularmente fuerte», destaca.
Debido a consideraciones económicas similares, «el congelamiento o el declive de los presupuestos militares» limita las capacidades operativas de potencias europeas, subrayó Chipman.
El IISS aboga por otra parte por una reducción de las fuerzas aliadas movilizadas en Afganistán, al considerar que se ha cumplido ampliamente el objetivo de expulsar a la red Al Qaida.
Las prioridades estratégicas de Estados Unidos y los esfuerzos para reactivar su economía golpeada por la crisis podrían conducir a una menor implicación de la administración Obama en América Latina, estimó el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS).
«Es inevitable que algunas regiones reciban una atención más retórica que práctica. Podría ser el caso de América Latina y de Africa, donde Estados Unidos evitará comprometerse demasiado sin una razón particularmente fuerte», escribió el prestigioso centro de análisis político-militares en su informe anual presentado en Londres.
Ante la eventualidad de una menor implicación estadounidenses, el IISS aboga por que las regiones establezcan «normas de contención y de resolución de conflictos más fáciles de hacer cumplir regionalmente».
El IISS destaca sin embargo los esfuerzos realizados por el presidente norteamericano Barack Obama desde su llegada a la Casa Blanca en enero pasado para «reparar las relaciones» tras los dos mandatos de George W. Bush, durante los cuales muchas capitales latinoamericanas se sintieron ignoradas.
Desde que asumió el cargo, Obama viajó a México y a la Cumbre de las Américas en Trinidad, prometió una nueva política migratoria, abolió las restricciones a los viajes y al envío de remeses a Cuba.
Contrariamente a su antecesor, defensor del «unilateralismo», el IISS señala que Obama parece dispuesto a admitir que es más una «potencia indispensable que hegemónica» en el subcontinente.
Según el director del IISS, este cambio de estilo quedó ilustrado en la crisis hondureña, donde «la reacción inicial de la administración Obama fue hasta cierto punto encajar en una reacción regional más amplia», explicó el director del IISS, John Chipman.
Sin embargo, el centro de reflexión estima que «las preocupaciones estratégicas más acuciantes de Estados Unidos en otros lugares y las limitaciones políticas y económicas impuestas por la crisis mundial podrían frenar su nuevo compromiso con América Latina».
La crisis financiera originada en Estados Unidos también ha afectado duramente a los países latinoamericanos, muchos de cuyos mandatarios llegaron al poder prometiendo ambiciosos proyectos de lucha contra la pobreza, que según el IISS, van a tener problemas para cumplir.
«Mientras los recursos son cada vez más escasos, la presión aumentará para los gobiernos a aumentar los esfuerzos para ayudar a los afectados por la crisis, aumentando el descontento» popular, concluye el informe.