De forma paralela al crecimiento de los indicadores de violencia surge en la economía el «mercado de la seguridad», un sector emergente que ofrece desde un spray de gas pimienta, armas y artefactos contra ladrones hasta autos blindados y seguridad corporativa, para hacer sentir confianza a los guatemaltecos, mientras que la debilidad en las instituciones y agencias oficiales de protección no les permite responder a las amenazas de la criminalidad.
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Cuando Luis Figueredo, un empresario independiente, comenzó a sentirse inseguro al conducir su vehículo por la ciudad de Guatemala, debido a los constantes asaltos reportados en las paradas de los semáforos, pensó que era el momento de idear algo para evitar que él o un miembro de su familia se convirtiera en una víctima más de la delincuencia.
Al comentar su situación con amigos y familiares, detectó que los asaltos a automovilistas son recurrentes cuando los pilotos se encuentran solos, por lo que pensó en distintas estrategias que servirían para despistar a los delincuentes. Tiempo después surgió el concepto de la «seguridad inflable». (Lea: Una idea inflable)
Un muñeco inflable, que simula ser una persona dentro del vehículo, es el acompañante ideal diseñado por el empresario, y así evitar ser blanco de la violencia en la calle. Desde entonces, dice, en su familia ya no ha habido víctimas de asaltos.
Los productos desarrollados por Figueredo forman parte de un sector de la economía que cada día cobra más importancia: el mercado de la seguridad.
En ese rubro se encuentran también armas novedosas, artefactos para despistar a los delincuentes, sistema de blindajes para automóviles y prendas de vestir, servicios de seguridad privada, seguros de vida y proyectos habitacionales con énfasis en la seguridad.
La demanda de estos servicios surge como el resultado de la debilidad en las instituciones y agencias oficiales de seguridad, que difícilmente pueden hacer frente a las amenazas de la violencia común y el crimen organizado.
El analista Mario Mérida indicó, por ejemplo, que en los últimos años ningún partido político se ha preocupado por preparar cuidadosamente sus planes de trabajo para el Ministerio de Gobernación.
«El mejor negocio para la seguridad privada es la ineficiencia del Estado en proveer la seguridad (…) de ahí que más colonias, incluso en barrios de clase media y media baja, han hecho el esfuerzo por pagar su propia seguridad privada», señaló.
GENERADOR DE EMPLEOS
Alfredo Trujillo, director ejecutivo de la Gremial de Agencias de Seguridad (GAS), que agrupa a 70 de las 158 empresas de seguridad privadas registradas, refiere que además de participar en el mercado de seguridad, lo hacen también en el mercado laboral.
En promedio, cada empresa de la GAS contrata anualmente a 500 custodios, eso quiere decir que se generan aproximadamente 35 mil empleos.
Sin embargo, reconoció que las estadísticas de contratación de personal fluctúan, debido a que la oferta de empleos varía de acuerdo con la demanda del servicio. «Es como cualquier negocio, en el que hay temporadas altas y temporadas bajas».
«Es cierto que un día fallecen más que otros, pero eso no es un indicador del crecimiento de la seguridad privada», sostiene Trujillo, mientras que atribuye el incremento de la demanda de ese servicio al crecimiento poblacional «Ante la problemática que el Estado tiene para garantizar la seguridad de la población, surgen (las empresas) como una alternativa de seguridad privada», explicó.
Aunado a los servicios de seguridad privada surgen los proyectos inmobiliarios que ofrecen como principal atractivo la protección y tranquilidad de los inversores. Es un nuevo concepto, que utiliza la paz y tranquilidad como el eje principal de ventas, refiere un agente de bienes raíces.
Así como se ofrecen los servicios de energía eléctrica, agua, teléfono y conexión a internet, la seguridad residencial es un aspecto fundamental para las inmobiliarias.
«El mercado funciona de esa naturaleza, encuentra que hay una necesidad qué satisfacer y crea una serie de productos para satisfacerla, y puede ser tan variado como imaginativo», explica Mérida.
ESCALA VARIADA
De la misma manera en que se incrementa la demanda en los servicios de blindaje de automóviles y prendas de vestir para un sector pudiente, en el mercado de la seguridad también existen productos asequibles para las familias de ingresos medios.
Como visitadora médica, Ana María Salas reconoce que realizar recorridos diarios por la ciudad de Guatemala y los municipios aledaños implica la exposición a diversos riesgos, por lo que toma varias precauciones.
«Tenemos que cuidarnos de diferentes formas; en la bolsa tengo un spray de gas pimienta, pero también compré una alarma para el carro y ahora tengo que usar un celular sencillo, y esconder el BlackBerry, para que no me lo roben», refiere.
Dice además, que para evitar problemas de inseguridad en la colonia donde vive, se han instalado cámaras de seguridad en la garita de ingreso. «Tenemos que pagar todos esos gastos, que juntos ya salen caros», refirió.
En cuanto a los seguros de vida y por accidentes, en el mercado se encuentran en una amplia gama de precios. Incluso, existen seguros que se activan enviando un mensaje de texto por el móvil.
Rubén Darío Narciso, analista de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies), detalló que este tipo de industria es incipiente, ya que si se analiza la información en el Banco de Guatemala, se puede observar que los componentes de la producción de la nación continúan siendo la agricultura, el comercio y la industria.
«Hay que verlo desde esa dimensión, ya que es un proceso incipiente, pero por supuesto que se está dando. Hay que tomar en consideración que esos fenómenos se dan principalmente en las áreas urbanas ya que en las áreas rurales muy pocas personas tienen el ingreso suficiente para poder acceder a esta serie de bienes para la seguridad y está claramente demostrado que en el país la violencia se da principalmente en el área urbana metropolitana», señaló el experto.
El analista destacó que se trata de un fenómeno que puede vislumbrarse desde un punto de vista positivo para las empresas que se dedican a vender seguridad, o que se puede tratar de un nuevo segmento de comercio o de economía en el cual se pueden incursionar inversionistas.
Para Mérida, la seguridad, como otros servicios básicos, estará disponible para toda la población -incluso para quienes no puedan pagarla- hasta que el Estado se haga responsable de establecer y desarrollar las políticas públicas que se requieren para fortalecer las instituciones oficiales.
Mario Mérida
Analistae