El mandamiento es «No asesinarás»


No hay un mandamiento bí­blico que ordene no matar. Empero, hay uno que ordena no asesinar. Originalmente, en idioma hebreo, ese mandamiento, escrito con letras del alfabeto del idioma castellano, se enuncia así­: «Lo Tirtzakh». El historiador Kenneth C. Davis, en su obra «Usted no sabe mucho sobre la Biblia», afirma que «Lo Tirtzakh» significa «No asesinarás». Y el rabino Joseph Telushkin, en su obra «Literatura Judí­a», también afirma que «Lo Tirtzakh» significa «No asesinarás».

Luis Enrique Pérez

La muerte de un ser humano, causada por otro ser humano, suele denominarse «homicidio». Empero, el homicidio puede ser intencional, o no intencional. El intencional, a su vez, puede tener o no tener una finalidad criminal. El homicidio intencional con finalidad criminal es asesinato. Es el caso de quien mata para robar. El homicidio no intencional, como el que accidentalmente puede causar un automovilista, no es un asesinato. La finalidad criminal es un atributo esencial del asesinato. Si no hay tal finalidad, el homicidio, aunque sea intencional, no es asesinato. Por ejemplo, quien intencionalmente mata a quien intenta matarlo, no asesina, porque su finalidad no es criminal. Su finalidad es ejercer el derecho de legí­tima defensa de su propia vida. Y el juez que ordena imponer la pena de muerte, no ordena asesinar, porque su finalidad no es criminal sino imponer el castigo que la ley penal contempla. Podemos afirmar que todo asesinato es un homicidio pero que no todo homicidio es un asesinato. En el año 1569, Casiodoro de Reina tradujo la Biblia al idioma castellano. En la traducción del Antiguo Testamento, incurrió en la imprecisión de traducir «Lo Tirtzakh» por «No Matar». En el año 1602, la traducción fue revisada por Cipriano de Valera. La revisión conservó la imprecisión de Casiodoro Reina. Revisiones posteriores, en los años 1862, 1909 y 1960, también la conservaron. La traducción de la Biblia, dirigida por el Rey Guillermo I, de Inglaterra, publicada en el año 1611, también incurrió en la misma imprecisión. El mandamiento fue traducido así­: «Thou Shalt Not Kill», o «No Matarás». Quizá los expertos traductores que el rey congregó, supusieron que «No Matarás» debí­a interpretarse en el sentido de «No Asesinarás». Traducciones más recientes han desistido de esa suposición semántica, y optan por la traducción precisa: «You Shall Not Murder», o «No Asesinarás». En el año 1979, la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano publicó, en idioma castellano, una versión «popular» de la Biblia. Esa versión conserva la imprecisa traducción del mandamiento. Empero, introduce un cambio: el mandamiento no es enunciado en el modo verbal indicativo futuro, es decir, «No matarás», sino en el modo subjuntivo presente, es decir, «No mates». El mandamiento bí­blico jamás podrí­a haber sido «No matarás», porque precisamente el Antiguo Testamento ordena matar a quien transgrede la ley divina; pero esa orden no es orden de asesinato, sino de castigo. Y en el Nuevo Testamento, originalmente escrito en idioma griego, Jesús no afirmó: «Oí­steis que fue dicho a los antiguos: No matarás…» Jesús afirmó: «Oí­steis que fue dicho a los antiguos: No asesinarás…» Efectivamente, el mandamiento que Jesús cita, escrito con letras del alfabeto castellano, se enuncia así­: «Ou foneuseiz», cuya traducción precisa es «No asesinarás». Post scriptum. En suma: el mandamiento del Antiguo Testamento prohí­be asesinar; pero no prohí­be imponer la pena de muerte.