El Parlacen tiene sus orígenes en una iniciativa precisamente panameña que se gestionó en 1983 con la primera reunión del Grupo de Contadora, el caso es que los eficientes políticos centroamericanos tardaron desde entonces hasta 1991 para hacer la primera reunión plenaria del Parlamento Centroamericano. Curiosamente Panamá hace su ingreso oficial al órgano hasta 1994 y desde entonces, al igual que la mayoría de países del Istmo, el pueblo panameño es victima de uno de tantos aparatos burocráticos internacionales, el bendito Parlacen. Claro que los objetivos del órgano son admirables, loables y, en teoría, necesarios para el desarrollo de la región, pero como cualquier creación de políticos, con una mezcla de tolerancia y pasividad de los pueblos, nos dieron atol con el dedo y crearon un ente con cero beneficios.
No cabe duda que somos babosos porque no solo les financiamos la robadera sino encima de todo les construimos y mantenemos la madriguera. Esto lo digo porque para nadie es un secreto que el Parlacen es utilizado actualmente por ex funcionarios como una garantía extendida de su inmunidad.
El animalito es conformado actualmente por 116 diputados y 40 observadores más el acostumbrado equipo administrativo y quién sabe cuantos secretarios, asistentes y conserjes. Si partimos del principio de que un año tiene 365 días y le quitamos los fines de semana, feriados y asuetos, los días hábiles del año son alrededor de 250. Pues sorpréndase, los señores diputados del Parlacen trabajan un total de 100 días en un año calendario lo que me parece un insulto al pueblo que se raja la espalda para pagar los impuestos que financian al animalito.
No pude conseguir los datos del presupuesto que utiliza para su funcionamiento, pero por el tamaño del animal sospecho que se trata de varios milloncitos que mucha falta hacen para pagar a mas jueces y fiscales, libros y escuelas o inyecciones y medicinas en los calamitosos hospitales nacionales. Si sabe de algún resultado o beneficio que nos haya dejado el Parlamento, por favor amigo lector, recuérdemelo.
Sería bueno que los próximos presidenciables tomen en cuanta lo que sucedió en Panamá y se propongan hacer lo mismo desde Guatemala. Escuchen al pueblo, revisen los resultados y se darán cuenta que hablamos de casi 20 años con cero resultados de impacto y un chorro de pisto tirado a la basura. Para los candidatos decentes es, además, una movida inteligente, porque como el alcohólico que trata de evitar fiestas, el político correcto debe de evitar el incentivo perverso de contar con una garantía extendida de inmunidad. No sé ustedes, pero para mí este ofrecimiento, si lo percibo sincero claro está, sería un punto a favor de cualquier candidato
El presidente panameño prometió durante su campaña que el Estado de Panamá se retiraría del Parlacen e inmediatamente al tomar posesión empezó los trámites para lograrlo. El día de ayer finalmente logró el retiro oficial del Estado de Panamá del órgano internacional y por eso yo decidí escribir esta columna y felicitar y celebrar con todos los panameños el logro que tuvieron. El logro fue de los panameños, porque son estos quienes al final pagaban los elotes y porque son estos quienes les clausuraron la madriguera a sus políticos corruptos. El señor Martinelli solo fue el político de turno que dio un paso en la dirección correcta.