Desde el claustro materno el feto comienza a manifestarse en «su lenguaje», cuando cada movimiento, cada «patadita» representa una forma de expresión: gustos, incomodidades, las emociones diversas que experimenta la madre recibidas en la gestación, e incluso, cuando está próximo a nacer. Confieso que ignoro si hay tratados para protegerlo desde ese momento. Reitero, esto es producto de observaciones personales.
Al nacer, eso sí lo he leído (parece que está enmendado), el recién llegado a la vida sufre la primera agresión de luz y de sonido producido en la sala de partos, luego la nalgada para que llore, esto a nivel nacional. Después llega el lenguaje del llanto: cuando tiene hambre, cuando está mojado o de lo otro, por cansancio de una postura, hasta de una pulga que lo pique. Este lenguaje es necesario que lo aprendan los miembros de la familia y quien lo «chinee». Ahora bien, ¿las leyes al respecto lo protegen cuando él no puede hacerlo? Se me ocurre entonces la necesidad de desarrollar cursillos al respecto a nivel de país, así como se hace con las comadronas rurales, e incluso ellas pueden adiestrar en estos menesteres a los familiares del recién nacido.
Va pues, mamás, papás, y demás familia y niñeras, a aprender el lenguaje de los recién llegados a este mundo, y posteriormente de los dos años y cuando empiezan las jerigonzas.
GOTITA: Cuando se habla de que hay vida en Marte, muchos creen que es porque se ve a un montón pateando una pelota.