Las relaciones entre Guatemala y Cuba han tenido una larga tradición. Por un período, se rompieron las relaciones, pero que ya se han restablecido, desde el gobierno de ílvaro Arzú. Sin embargo, desde antes, un cubano ya había dejado su profunda huella en nuestro país, y simboliza un gran puente de hermandad entre las dos naciones.
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José Martí vivió y trabajó por varios años en Guatemala. El cubano que luego lucharía por la independencia de su país, empezó a forjar su semblante y su criterio en Guatemala.
Es por ello que, para conmemorar esta feliz visita que tuvimos hace más de 130 años, se planea la creación de la Plaza José Martí. Erasmo Lazcano, vicepresidente de Sociedad Cubana José Martí, visitó el país para dar continuidad a este proyecto.
Desde hace años, entre la Municipalidad capitalina y la Embajada Cubana en Guatemala ya había un interés por tener una plaza en honor del prócer cubano. En esta semana, una comitiva cubana vino al país para presentar una primera propuesta, liderada por Lazcana y los arquitectos que prepararon los primeros planos, para presentarlo ante la municipalidad.
«El alcalde Arzú está muy anuente a realizar este proyecto», indicó Lazcano, quien ofreció declaraciones a Diario La Hora tras la reunión con el alcalde capitalino.
La Plaza Martí estará dedicada a la faceta de pedagogo de este cubano, ya que ésta fue la que más desarrolló en nuestro país, al haber venido para dar clases. Asimismo, la plaza estará dedicada a la llamada «Niña de Guatemala», a quien Martí le había dedicado un famoso poema y que, según Lazcano, fue el gran amor del prócer.
La plaza tendrá la leyenda de «Amor y gratitud», ya que se resaltará la virtud del amor que tanto desarrolló Martí en su literatura, y gratitud por el agradecimiento del pueblo cubano por la solidaridad de Guatemala.
El proyecto tiene su par en La Habana, ya que el próximo 11 de septiembre se inaugurará la Plaza José Joaquín Palma, el cubano radicado en Guatemala, que escribió la letra de nuestro himno nacional.
Según Lazcano, la propuesta inicial de la Plaza Martí en Guatemala era para el arriate central jardinizado de la Avenida Las Américas, cercano a la Embajada Cubana, aunque, por la importancia del proyecto, se evalúan otros lugares.
El proyecto tuvo un fuerte impulso por parte de Estuardo Menezes, embajador guatemalteco en La Habana.
El proyecto estará financiado por donativos, principalmente de la Sociedad José Martí, y algunos martianos guatemaltecos y empresarios guatemaltecos con vínculos con Cuba.
SEMBLANZA
José Martí nació en Cuba en 1853 y murió en el mismo país en 1895. Fue político cubano, uno de los grandes próceres de la independencia de América de la Corona española. Sin embargo, hoy día se le conoce más por su producción literaria.
Martí fue un buen político y un buen escritor. Pero esto no significaba, tampoco, que las dos actividades no se complementaran. Sus versos pueden estar impregnados de una fuerza que impulsa a cualquier ser humano a levantarse de su comodidad, y buscar su revolución personal.
Sus encendidos artículos o discursos políticos, contenían la armonía del buen lenguaje, y la elegante retórica de los fines del siglo XIX.
Su vida personal fue muy atropellada. Fue prisionero político en Cuba, salió al exilio, y estuvo en varios países, incluyendo Guatemala.
Probablemente, en nuestro país, ocurrió el acontecimiento que más afectara a la vida íntima del cubano. En 1877, cuando arribó al país, conoció a María García Granados, más conocida en todo el mundo como «la niña de Guatemala», debido al poema que póstumamente le dedicara Martí.
Sucede que en ese mismo año, Martí viaja a México por una corta temporada, prometiendo a María García Granados que regresaría. Sin embargo, en el vecino país contrajo nupcias con Carmen Zayas Bazán, una cubana que se encontraba también exiliada.
Lejos de ello, la vida íntima de Martí no trascendió a más; únicamente se conoce que fue un padre sumamente amoroso con su hijo José Francisco, a quien posteriormente le dedicara un poemario.
Murió en combate, en un encuentro en Cuba con las fuerzas españolas, en el inicio de la lucha armada por la independencia. Pese a su valiosa colaboración intelectual, como el verdadero ideólogo de la emancipación cubana, Martí decidió que «había llegado su hora», y que era imperativo que ofreciera su vida.
Probablemente, él sabía que su anatomía no estaba hecha para la guerra, y que por eso lo matarían, pero esto sirvió de inspiración para la independencia. Según cuenta la leyenda, Jiménez de Sandoval, jefe de las fuerzas españolas que dirigía en combate, reconoció el heroísmo de Martí, y le rindió homenaje en el lugar de su caída.
El escritor guatemalteco Augusto Monterroso (1921-2003) escribió en su libro Viaje al centro de la fábula: «El escritor es un artista, no un reformador. Los Versos sencillos de Martí son la obra de un escritor. Cuando Martí quiso actuar como político agarró un fusil, atravesó el Caribe, se montó en un caballo y murió bellamente en el primer combate. Siempre supo qué cosa estaba haciendo».
MARTí EN GUATEMALA
Martí nació y murió por Cuba. Martí, además, es uno de los personajes más venerados de Hispanoamérica, lo cual hace que su nacionalidad se extienda a todo el continente. Pero, especialmente, se debe sentir a Martí como muy nuestro, debido a su paso por Guatemala.
Aún ahora, en Guatemala se escuchan algunas historias, que fueron contadas por «el abuelo del abuelo», en que recuerdan a José Martí dando clases en Guatemala.
Pero, la relación entre nuestro país y Martí, indudablemente ha quedado marcada por «la niña de Guatemala».
María García Granados formaba parte de las clases hegemónicas de Guatemala, por lo que su muerte causó conmoción en los altos círculos del país. Sucede que esta mujer sufrió la decepción al ver que su amado novio, el cubano José Martí, había regresado casado de su breve estancia en México.
María decidió ahogarse en un río, pero no logró su objetivo. Sin embargo, el frío y el agua le provocaron una neumonía, que sería lo que al final la mató. En Guatemala, todos decían que había muerto de frío, pero, sin que ella lo dijera, Martí sabía que García Granados había querido suicidarse por su decepción amorosa.
De acuerdo con expertos historiadores martinianos de Cuba, Martí sólo cumplió con presiones familiares para contraer nupcias, pero que, en realidad, su gran amor fue García Granados.
MARTí, EL PEDAGOGO
El oficio pedagógico de Martí casi nunca se ha tomado en cuenta. Pese a que él no se especializó en ello, se esforzó para que su literatura fuera también un modo de transmisión de valores, con un lenguaje tan sencillo y armonioso, que despierta la imaginación a un niño.
En su poemario Ismaelillo, dedicado a su hijo, en realidad contiene mensajes políticamente bastante fuertes, pero que por la dulzura y la belleza en que fueron escritos, bien pueden ser entendidos como uno de los ejemplos más tempranos de literatura infantil en Hispanoamérica.
Asimismo, su periódico La edad de oro estaba dirigido a niños, impulsándolos a que fueran virtuosos, y que buscaran los ideales de la justicia, la verdad y la belleza. En este periódico, Martí publicó algunos de sus mejores cuentos, que se han comparado hasta con las narraciones más modernistas de Rubén Darío.
Por último, no hay que olvidar que en Guatemala su presencia se debió a que fue contratado para impartir clases.
¡Verso, nos hablan de un Dios
a donde van los difuntos:
verso, o nos condenan juntos
o nos salvamos los dos!
José Martí
Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor;
la niña de Guatemala,
la que murió de amor.
… Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío;
yo sé que murió de amor.
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
¡Nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor!
José Martí