El gobierno de í“scar Berger se caracterizó por haber facilitado la instalación en el país de empresas mineras a cielo abierto cuyo impacto ambiental es seriamente discutido y porque no se tomó en cuenta el parecer de las poblaciones. Creo que ahora, cuando está iniciando su último año de gestión el presidente ílvaro Colom, es importante señalar que el suyo puede ser acaso el régimen más controversial en materia de medio ambiente, luego de que otorgaron las licencias de exploración para empresas mineras que se proponen extraer hierro de toda la arena en la playa guatemalteca desde la frontera con México hasta la frontera con El Salvador, y eso sin mencionar la prórroga otorgada a Perenco para extraer petróleo del área protegida de la Laguna del Tigre.
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Estamos viendo los terribles cambios en el clima que constituyen una seria amenaza para la humanidad porque en muchos casos se trata de impactos irreversibles cuyas consecuencias estamos sintiendo con esos bruscos cambios que producen los más fríos inviernos y los más cálidos veranos, signos del calentamiento global del planeta, a los que se agregan los desastres provocados por fenómenos atmosféricos como los que el año pasado nos pusieron a parir en Guatemala. Pese a ello, el gobierno de nuestro país dispuso otorgar una magnánima licencia de exploración, que asegura el camino a la explotación, del material ferroso que hay en la arena negra de nuestras playas y empresas extranjeras se proponen extraerlo y remover arena aun mar adentro, lo que traerá cambios ecológicos de gran envergadura afectando no sólo a las especies marinas, sino a todo el entorno marítimo del país.
Nos ocupamos ahora que se cumple el tercer año del gobierno de Colom a hacer balances y análisis sobre lo que ha sido su gestión, pero seguramente que, como siempre ocurre, el tema ambiental no será prioritario a la hora de evaluar el trabajo del gobierno porque no existe aún la suficiente conciencia ecológica para entender que esos daños nos pasarán una factura en el mediano y largo plazo. Como no sentimos de manera directa e inmediata el efecto, tenemos la tendencia a suponer que no es tan grave el riesgo y que se trata de ecohistéricos que se mantienen dando gritos como los del pastorcito que bromeaba alertando que venía el lobo. Pero ahora resulta que el lobo realmente está presente y basta sentir el clima para darnos cuenta que el mundo hoy no es como era hace unos años y que los cambios climáticos se están acelerando.
Mientras en el hemisferio norte se paralizan grandes ciudades por las tormentas de nieve, en el hemisferio sur las inundaciones hacen estragos en lugares tan distantes entre sí como Brasil y Australia. Mueren cientos de personas por las heladas y otros tantos por las inundaciones, fenómenos que, incluyendo las nevadas y aunque parezca contradictorio, son producto del calentamiento global.
Puede haber muchas cuestiones por las que nos preguntemos si el presidente Colom, y en su caso desde luego hay que hablar de la «pareja presidencial», puede dormir tranquilo con su legado, pero en pocos casos el daño será tan terrible y de largo plazo como el de la explotación de hierro en las playas de todo el Pacífico guatemalteco. Porque otras deficiencias de su gestión pueden componerse con el tiempo, como el tema de la violencia y la corrupción, pero lo que no tendrá remedio es el perjuicio causado al medio ambiente, a las especies marinas y al delicado equilibrio ecológico que estará definitivamente roto en el momento en que principien a sustraer la arena para quitarle, mediante enormes imanes, el hierro. Ese legado sí que será imperecedero y nos hará recordar a Colom por generaciones.