El lago de Atitlán y la modorra gubernamental


La contaminación del lago de Atitlán por cianobacterias finalmente ha despertado de la modorra a las autoridades del gobierno central, especialmente al Ministerio de Ambiente, impasibles ante la degradación de esa bella masa de agua dulce, por más que organizaciones ambientalistas alertaron sobre los riesgos latentes.

Eduardo Villatoro
eduardo@villatoro.com

Entre otros grupos que desde hace años han pedido, rogado y exigido la intervención de funcionarios locales y estatales se incluye al comité «Sololatecos por el Arte y la Cultura», que advirtió constantemente que el lago de Atitlán estaba siendo objeto de una constante contaminación, derivado de muchos factores adversos, como desastres naturales que arrasaron con infraestructuras, abriendo grandes brechas en los rí­os que desembocan en el lago y arrastrado desechos sólidos y lí­quidos contaminantes.

Se suma a esos desastres el tratamiento de aguas domiciliares, lavado de ropa en orillas de las playas, basura flotante, plantas procesadoras, drenajes de las poblaciones de la cuenca alta, aguas servidas de los domicilios de los pueblos circundantes sin fosas sépticas y el constante trajinar de vehí­culos lacustres cuyos escapes de humo y aceite dentro del agua es alarmante.

Como si lo anterior fuera poco, las aguas residuales que desembocan en el lago contienen elevados porcentajes de la bacteria E. Coli (heces fecales), enormes toneladas métricas de basura (plásticos, latas de cerveza, aguas gaseosas, jugos), combustibles en los embarcaderos, desagí¼es fuera de la red de drenajes y las aguas negras que arrastran los rí­os San Francisco y Quiscap, y por si fuera poco, ahora surgen algas con cianobacterias que han cubierto el 75 % de la superficie acuática.

Los miembros del Comité están conscientes de que el lago de Atitlán es la fuente principal de Sololá para sostener la economí­a del departamento, pues se ha asentado importante red hotelera que genera desarrollo en las actividades artesanal, agrí­cola, industrial, artí­stica y comercial; pero toda esa carga del modernismo regional cae directa e indirectamente sobre el lago, y por ello demandan acciones conjuntas de instituciones estatales y organizaciones civiles, pero también de los grandes, medianos y pequeños empresarios para que unan esfuerzos a fin de consolidar una campaña de rescate, con carácter de urgente, del lago de Atitlán.

Esperan los sololatecos integrados en el Comité, que el interés gubernamental por sanear al lago, no sea una simple llamarada de tusas, como ha ocurrido en años anteriores cuando se agudiza la crisis de contaminación.

(Don Leonidas Letona cita este proverbio chino al ambientalista Romualdo Tishudo: -No es necesario elevar la voz cuando se tiene la razón)